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4 motivos por los que nos ha conquistado el festival Paraíso

Escrito por
Sergio del Amo
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El resurgimiento de la escena festivalera en Madrid es ya un hecho, como demuestra la buena aceptación que este fin de semana ha tenido la primera edición del Paraíso Festival. El evento, creado por José Morán (quien fuera co-fundador del FIB), ha apostado por todo tipo de exquisiteces electrónicas a lo largo de dos días. Bien es cierto que la lluvia empañó las primeras horas del viernes, pero más allá de eso el balance artístico fue excelente. Estos son los motivos por los que el festival ha brillado y por los que volveremos sin pensarlo el año que viene.

1. Finalmente no acabó convirtiéndose en un barrizal a lo Glastonbury
Justo cuando estaba programada la apertura de puertas el viernes la caprichosa climatología hizo de las suyas. Nada ni nadie pudo detener una furiosa lluvia que a algunos pilló por sorpresa, por lo que fue una sabia decisión dejar acceder al público un par de horas más tarde de lo preestablecido para que la experiencia no se viera afectada. Hubo un amago de barrizal a lo Glastonbury, pero nada sumamente dramático que no pudiera soportar cualquier calzado. Por el contrario, el sábado a la noche las temperaturas bajaron de lo lindo, sí, pero ni una gota de agua empañó la fiesta. Había ganas de bailar y se notaba.

2. Un festival sin agobios sí es posible
El Campus de la Complutense fue el marco en el que aconteció el festival. El espacio es amplísimo, pero lejos de cualquier atisbo de masificación la primera edición del Paraíso lo puso muy cómodo a las casi quince mil personas que acudieron. Los tres escenarios estaban a escasos pasos, cualquiera podía moverse por el recinto tranquilamente y ver todos los conciertos desde las primeras filas sin agobios y, lo que siempre es importante, apenas hubo que hacer cola para poder pedir una bebida cuando la sed apretaba. Poner todo tipo de facilidades al público siempre es un gran sí. Así da gusto.

3. El Escenario Club fue una fiesta perpetua
Más allá de los conciertos de Delaporte, Awwz, Floating Points o Henry Saiz en formato banda, el Escenario Club acogió sesiones para enmarcar como las de Apparat o Danny L Harle. Éste último, sin ir más lejos, dio una divertidísima clase magistral de PC Music encadenando todo tipo de hits pop con el pitch vocal 'apitufado'. Sonó desde Ariana Grande a Charli XCX, aunque la mayor sorpresa aconteció cuando por unos minutos sonó un remix del 'Échame la Culpa' de Luis Fonsi y Demi Lovato que puso la carpa patas arriba. Probablemente fue la sesión más loca  que hemos presenciado en lo que llevamos de año. Quienes estuvieron ahí saben de qué hablamos.

4. El eclecticismo como mejor arma
Independientemente de los gustos personales de cada uno el Paraíso Festival ha destacado por ofrecer una programación tan sumamente ecléctica que nadie pudo aburrirse. Róisín Murphy no lo puso fácil (más allá de 'You Know Me Better' o el clásico 'Sing It Back' de su etapa Moloko se centró en su repertorio más reciente y menor), pero en el escenario principal pudimos disfrutar de los trepidantes ritmos de influencia africanista de Tune-Yards, la electrónica sensorial de los islandeses Kiasmos y las melodías pop de sus compatriotas GusGus, un Damian Lazarus en estado de gracia o las hermanas Ibeyi, quienes ofrecieron uno de los mejores conciertos de todo el festival. Asimismo, destacamos también la sesión del coreano Hunee, que convirtió el Escenario Manifiesto en una especie de Studio 54 al aire libre gracias a su maleta repleta de joyitas ocultas de la era disco. Cuando el público sale del recinto a las 5.30 de la madrugada con una sonrisa de oreja a oreja siempre es una buena señal.

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