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Es más que probable que mientras lees este artículo sobre Wordle algún contacto te haya enviado por whatsapp un enlace para jugar. Así funciona este juego de palabras que en cuestión de días se ha hecho viral en todo el mundo. Y ya tiene su traducción en castellano.
Es como un crucigrama, pero ciego. Y consiste en descifrar una palabra de solo cinco letras en un tablero en blanco. La única pista que se tiene es el código de colores de cada una de las casillas después de cada intento: negro para las letras que no son correctas, amarillo para las que sí lo son, pero no están en el lugar correcto; y verde para las que sí están bien colocadas. Y ya está. Solo hay seis intentos para lograr descifrar la palabra que se esconde. Y el reto es adivinarlo en el menor número de intentos posibles. Ahí es donde entran en juego las redes sociales, sobre todo Twitter, porque el juego permite compartirlo sin desvelar la palabra, solo con el código de colores de los intentos. Y el resto es historia.
Nació en noviembre en Nueva York (su creador es Josh Wardle, ingeniero informático de The New York times) y ya son millones de usuarios en todo el mundo. No busquéis la aplicación, porque no existe. No esperéis publicidad invasiva, porque no tiene. Tampoco hay niveles que superar, ni notificaciones a deshoras. A Wordle solo se juega una vez al día. Cada partida no suele durar más de cuatro minutos. No puede ser más sencillo. Y a pesar de todo, engancha. Si queréis probar, podéis jugar a Wordle aquí y descifrar la palabra de hoy.
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