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Madrid está buscando la manera de mejorar la calidad del aire. Los vehículos más contaminantes poco a poco ven como su acceso a ciertas vías quedan restringidos, con las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). El siguiente paso ha sido el establecimiento de nuevos radares de emisiones (o sistemas de medición de emisiones), con el objetivo de que se cumplan a rajatabla los estándares medioambientales establecidos.
Aquellos conductores que superen los límites de emisiones establecidos serán enviados a pasar una Inspección Técnica del Vehículo (ITV) en un plazo no superior a un mes, y caso en que no se supere, se podrían enfrentar a sanciones de entre 750 y 3.000 euros, según estipula la Ordenanza de Calidad del Aire y Sostenibilidad.
Actualmente hay tres estaciones de medición de emisiones en funcionamiento en la capital, operados por agentes de movilidad y con capacidad de realizar un análisis rápido (en aproximadamente cinco segundos) de los niveles de contaminación emitidos por vehículos diésel, gasolina y GLP: monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), hidrocarburos (HC), hexano equivalente (C6H14) y oxígeno (O2).
Conducir por Madrid
Varias carreteras de la capital sufrirán un lavado de cara. Con el objetivo de mejorar la seguridad vial, la accesibilidad, 36 kilómetros de cuatro autovías pasarán a tener carriles adicionales: la A-1, la A-2, la A-4 y la A-42. Esta operación contará con un presupuesto de 360 millones de euros. Además, a finales de año el soterramiento de la A-5 y la M-30 contará con un presupuesto superior a los 400 millones de euros, para unificar varios distritos al igual que conectar túneles, mejorar plazas o remodelar vías.