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'Hiperreal. El arte del trampantojo' es la nueva exposición que reúne más de cien obras de este género artístico en el que nada es lo que parece. O sí. Porque si algo define al trampantojo es su capacidad para engañar al ojo humano haciéndole creer estar viendo algo que en realidad no es. De ahí que durante años (sobre todo en el siglo XIX) se considerara como un arte para gente ingénua.
En total son 106 obras, desde el siglo XV al XXI, en las que se pone en evidencia los temas más representativos de la pintura pero jugando con la ilusión óptica del espectador. Como queriendo "desafiar los límites que separan las fronteras de la representación y la realidad", en palabras del director artístico de la exposición, Guillermo Solana.
Las obras se dividen en nueve salas, cada una con un tema: desde el bodegón y la naturaleza muerta, "el género por excelencia del trampantojo"; a los marcos pintados que juegan con la ilusión del encuadre y los escorzos; 'huecos para curiosos', o lo que es lo mismo, hornacinas, ventanas y armarios; 'Muros fingidos', donde las paredes se convierten en escenarios para el pintor; o incluso una sala dedicada solo al trampantojo moderno, con especial atención a la pintura de los siglos XX y XXI, con nombres propios como Antonio López. Se puede ver hasta el 22 de mayo en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.
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