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Si hay un capítulo olvidado de la historia de España es el de los reinos Godos (para todos excepto para esa generación de padres o abuelos que tuvieron que memorizarlos en orden cronológico durante sus años de escuela). Y es su legado el que ahora vuelve a la vida, en clave épica y gloriosa, en el nuevo espectáculo de Puy du Fou, el gran parque temático de la historia de España. Se llama el 'El Misterio de Sorbaces', y es algo así como un viaje en el tiempo de más de 1.300 años atrás para admirar la belleza de un gran tesoro que actualmente continúa en paradero desconocido.
Los protagonistas, dos pueblos que coexisten en el tiempo pero no conviven (godos y romanos); el escenario, un paraje remoto de la España profunda (Guarrazar, en Toledo); entre los enredos de su argumento, una boda prohibida (entre una joven romana y un príncipe godo); y como testigo, una joya, la corona de Recaredo, una reliquia real que a pesar de haber cambiado el curso de la historia de España, desapareció y nunca fue encontrada junto al resto de coronas votivas en el yacimiento de Guarrazar. Lo parece, pero no es el argumento del primer capítulo de una serie épica de dragones, sino del nuevo espectáculo con el que el multipremiado parque temático estrenará su nueva temporada a partir del 1 de abril en su recinto de Toledo.
A eso le sumas 70 actores, 25 caballos, efectos especiales y mucha acrobacia ecuestre (incluidos volteos imposibles), lo convierten en "uno de los espectáculos más ilusionantes de la nueva temporada", ha indicado Erwan de la Villéon, consejero delegado del parque. Esta historia rescatada no es la única con la que Puy du Fou arrancará la temporada 2023. Junto a ella, dos nuevos espectáculos más: 'De tal palo... (tal astilla)', título bajo el que se rememoran los recuerdos y hazañas de 80 generaciones del personaje toledano Julián Gutiérrez; y 'El bodegón del capitán', una experiencia gastronómica con un anfitrión muy peculiar y algo excéntrico de los Tercios Viejos de Flandes.
A pesar del carácter histórico, didáctico y educativo con el que se relaciona el parque y sus 'shows', Erwan señala que "no somos historiadores, pero sí gente de espectáculo". Lo dice porque su intención no es precisamente la de dar lecciones de historia, sino generar muchas ganas de saber". Sobre todo en los niños, quizá su público más exigente y notorio y uno de los que más orgullosos se sienten. Quizá porque "aquí vemos niños entrar con la camiseta de Pikachu y salen con la capa del Cid". Algo que posiblemente solo pasa en este parque a menos de una hora de Madrid.
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