Las 5 cosas más increíbles que se construyeron en el Retiro

Uno de los episodios más vergonzosos de la historia colonial europea fueron los conocidos como zoos humanos, en los que se mostraba a indígenas traídos de los rincones más remotos del mundo. Madrid también tuvo uno, y estuvo en el Retiro. Concretamente en las inmediaciones del Palacio de Cristal, donde en 1887, y con motivo de la llamada 'Exposición General de Filipinas', se habilitó un espacio para los indígenas en el que se recreaban las condiciones de vida de sus lugares de origen. La prensa de la época invitaba a los madrileños a contemplar de cerca a un grupo de indígenas filipinos “junto a algunos igorrotes, un negrito, varios tagalos, los chamorros, los carolinos, los moros de Joló y un grupo de bisayas”. 

Los vestigios de lo que fue la Casa de Fieras aún se pueden ver en el Retiro. Concretamente, en el entorno de los Jardines del Arquitecto Herrera Palacios. Un zoológico en toda regla con osos, elefantes, primates, tigres y leones, entre otros animales, situado junto a la actual Menéndez Pelayo, y que estuvo en funcionamiento desde 1772 hasta su cierre definitivo, en 1972. Desde 2013 las antiguas dependencias del zoo albergan una biblioteca. 

Aunque quizá habría que llamarlo "el padre de todos los toboganes". Inaugurado en 1908, El 'Toboggan', escrito con dos ges, era la estrella de las atracciones que durante el último tercio del siglo XIX y principios del s XX ocuparon parte del Retiro. En concreto, la zona en la que hoy se ubica el Ayuntamiento de Madrid. Ojo a la explicación de los periódicos de la época: "Consiste en abandonarse una persona colocada en un plano inclinado a la fuerza de una pendiente, que baja caracoleando desde una regular altura". Para habernos "matao". 

Hubo un tiempo en que el parque del Retiro contó con una fábrica de porcelanas, popularmente conocida como La China, que despertaba las envidias de media Europa. Especialmente de los ingleses. Tanto, que durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) las tropas inglesas decidieron volarla, pese a ser aliados de la Corona Española. El motivo oficial es que podía servir de fortaleza a los enemigos. El que parece tener más visos de realidad, el afán británico por eliminar a un competidor cada vez más fuerte en el mercado de las manufacturas de lujo

Hoy parece una locura, pero hace apenas 40 años el llamado Paseo de Coches estaba plagado precisamente de eso: de coches. Una arteria principal que atravesaban cada día miles de vehículos. De hecho, su cierre al tráfico durante el mandato del alcalde Enrique Tierno Galván provocó infinidad de quejas y se encontró con la oposición férrea de otros grupos políticos como el Partido Popular.