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Reseña

Nato

4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • precio 2 de 4
  • Usera
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

En la esquina de la calle Elisa con Quince de Agosto, en el barrio de Usera, el establecimiento que antes ocupada la panadería “El Hornillo”, cuyo rótulo se encuentra en el baño, se ha transformado en el bar Nato, especializado en tapas y vinos naturales. El local, con paredes de ladrillo caravista, mesas de madera y decoración escueta, cuenta con un número reducido de mesas, una pequeña barra y una sencilla terraza.

La propuesta, que se estructura a la carta, podría ser en sí misma un menú degustación (si se piden todas las opciones en ella incluidas), suele incluir un fuera de carta (en este caso, una careta de cerdo frita y pasada por la parrilla, acompañada de ensalada libanesa, remarcable en sabor y textura) además de sus opciones habituales, gran parte de las cuales se piden por unidad (como la paloma de ensaladilla, el raviolo crujiente de con salsa cremosa y picante o la gilda) o, en caso de emplatarse como una ración, su tamaño es contenido y son fácilmente compartibles.

Nato se enfoca en ofrecer combinaciones de sabores que juegan con toques mediterráneos hilados con una marcada influencia asiática, fruto de la experiencia de su propietario en cocinas de este tipo. En el ADN culinario de este bar está el empleo de la robata, herramienta de parrilla tradicional japonesa que deja una impronta de cocina al carbón muy reconocible en todo aquel producto que pasa por ella. Y otro elemento común a varios de sus bocados es el empleo del soplete, ya sea para terminar s elaboración en mesa. Es obvio que gusta jugar con el fuego en esta casa.

Es el caso de la zamburiña con mantequilla noisette tostada con piñones y anchoa de la escala, además de soja y un toque de pasta de trufa, en la que la mantequilla se funde ante el comensal y el plato se ahúma con unas ramas de pino, prendidas al momento, en una alusión a la flora de la Costa Brava catalana. O del salmón “on fire”, un tataki de salmón curado que también ahumado en mesa, ocultando las hierbas aromáticas bajo la vaporera de bambú y que se acompaña de una salsa spicy ponzu que añade personalidad al pescado. También de la robata salen los pimientos asados con salsa de miso blanco y los “chupa dedos”, dos versiones de pinchos morunos (de berenjena y de cerdo) acompañados de pan naan casero cubierto de yogur y menta, cilantro, tomate…

Para llenar la copa su carta de bebida tiene como claros protagonistas a los vinos naturales, tanto blancos y oranges como tintos y claretes, además de burbujas elaboradas por método ancestral y “vinos secretos”, no listados en carta, de mucha rotación y cuya disponibilidad varía constantemente, por lo que conviene preguntar en cada ocasión. También se pueden pedir por copa de los “vinos de la casa”.

Dos opciones de postres completan el repertorio de Nato: un flan de AOVE, contundente, y una mousse de chocolate servida con pan, remolacha asada y Vinagre de Jerez, correcta. Para recordar: precios ajustados con turnos de reserva que duran una hora y media. La rotación es alta y no se trata de un local en el que alargar la sobremesa.

Detalles

Dirección
Elisa, 1
Madrid
28026
Transporte
Usera (M:L6)
Horas de apertura
Mi. de 19 a 00:00h, ju. a sa. de 12:30 a 16h y de 19 a 00:00h, do. de 12:30 a 17h.
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