Hay un rumor de fondo desde el mismo momento en el que ocupas tu butaca en el teatro, el bullicio típico de las ferias de antaño. Antes de que empiece la obra, la obra ya está jugueteando subliminalmente con tu inconsciente, primero con el título, luego con los colorines y las sugerentes palabras y expresiones del programa de mano (¡Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto!). Después mientras miras el artefacto que ocupa el escenario, que como luego comprobaremos, es mucho más que una caseta de feria, mucho más que un puesto de tiro, mucho más que una tómbola. Es imaginación, ternura, nostalgia y reivindicación de la vida nómada que lleva a los pueblos y ciudades oportunidades de diversión en un tiempo especial, porque cuando está la feria es porque es fiesta.
Este es un delicado y delicioso montaje de teatro de objetos
'Feriantes' es un homenaje a todo ese mundo de la feria que ya parece haberse extinguido. No es porque las ferias no existan ya, sino porque hoy ya son de otra forma. Este es un delicado y delicioso montaje de teatro de objetos, sombras y títeres hecho a mano, tradicional y artesanal, con sus vestuarios y sus músicas de hace 50 o 60 años, y sobre todo con las voces de los que fueron feriantes en aquellas épocas. Es probable que los feriantes de hoy sean hijos y nietos de los de entonces, pero ya nada es como era en aquel momento, cuando no había nada, todo se hacía con las manos y la alegría de vivir en caravana de pueblo en pueblo suplía todas las carencias materiales y espirituales. Podríamos decir que esta es una obra para ir en familia, pero seguramente los que más la disfrutarán serán los niños y niñas interiores de aquellos que lo vivieron entonces.
Los tres actores narran, cantan, crean la magia con su gran caja de madera polivalente
La compañía riojana El Patio Teatro emprendió una investigación casi arqueológica y mantuvo muchas entrevistas con feriantes que eran de o pasaban por Logroño y se llevaron sus historias a su particular lenguaje. Los tres actores narran, cantan, crean la magia con su gran caja de madera polivalente, que es la minúscula casa de un feriante o la caseta de la tómbola con los peluches colgados, a punto para la próxima rifa. Escuchamos grabaciones que recogen aquellas voces que participaron en la recolección, vemos sus viejas fotos, intuimos la dureza de esas vidas itinerantes y tratamos de encontrar en las ferias de hoy los restos de las ferias de ayer, para entender finalmente que el feriante es una especie extraña que vive al margen de la convención y que, quizás por eso, resulta tan atractiva.