Qué pertinente la obra de Jean-Paul Sartre, qué impotencia constatar que la maldad 2.0 es más antigua que andar hacia delante, qué interesante este enredo clásico con tintes filosóficos y políticos... Un auténtico acierto este proyecto de Dan Jemmett, que ni miente cuando augura que hablará sobre las 'fake news', ni defrauda en su desarrollo y su ejecución. Más bien todo lo contrario.
Porque lo que no sabíamos es que Sartre también era un guasón. Claro, no se iba a pasar todo el día resolviendo cuitas entre el ser y la nada. En 'Nekrassov' se le entrevé aplicando el existencialismo al gag con resultados más que interesantes. La comedia de enredo, de repente, tiene un sentido último, cuestionar la relación entre lo nombrado y lo que se nombra. Nos hemos ido al nominalismo, y tampoco es exactamente eso. Volvamos.
Volvamos a 'Nekrassov', porque es muy muy divertida. Jemmett ha conseguido de sus actores una textura interpretativa particular, que también se anticipa en ese cartel a medio movimiento y que atraviesa la construcción de todos los personajes. ¿Podríamos llamarlo 'clown rebajado'? Maravilloso. Cada aparición de Goblet, Veronique, Demidoff, Nekrassov... está llena de pequeños detalles, de gestos, de piernas ágiles, de manos que apuntan, de libertad, a fin de cuentas. Y todos los actores están magníficos, ¡cómo se divierten!
Y con esto lo cuento todo y poco cuento, ni debo contar, porque las más de dos horas que dura el espectáculo están llenas de sorpresas y se hacen cortas. Un trabajo también magnífico de escenografía y vestuario, que realizan el propio Jemmett y Vanessa Actif, que acompaña al espíritu de la obra y lo sirve tanto ambientalmente como funcionalmente.
Imperdible para amantes del teatro. Para los preocupados por la mentira, obligatorio.
Dirección Dan Jemmett. Adaptación: Brenda Escobedo. Intérpretes: Ernesto Arias, José Luis Alcobendas, David Luque, Carmen Bécares, Palmira Ferrer, Miguel Cubero, Clemente García.