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Kate Tempest
© Neil GavinKate Tempest

Kate Tempest: "Las palabras me dan miedo. Se puede hacer un mal uso de su poder"

Rapera, poeta, dramaturga y autora, la británica ejerce con responsabilidad social su talento por el verbo

Escrito por
Marta Salicrú
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Es intoxicante escucharla, empezando por 'Picture a vacuum', el tema que abre, con esta misma frase, 'Let them eat caos', a la vez el segundo álbum y nuevo poema largo de la MC y poeta.

Su voz se abre paso en el silencio, como la luz en el vacío sideral. "Quería que la gente comenzara el viaje de este álbum en el espacio y luego hacer zoom en el planeta, en el país, en la ciudad, en las casas, en las mentes de la gente de esta calle en concreto", las mentes de siete vecinos despiertos, cada uno en su casa, mientras todos duermen.

Al teléfono Kate Tempest, que en diciembre cumplirá 31 años, es seca. "Cool", responde cuando le mencionas el poder para embriagar de su dicción cuando recita, en el inglés espeso de calle de su Londres. Un ejercicio de economía de lenguaje útil tanto para escribir poesía como letras de hip-hop.

Has alternado las canciones, la poesía, el teatro y la narrativa, pero 'Let them eat caos' es dos cosas a la vez: un disco y un poema. ¿Por qué?
Fue un proceso largo, descubrir que aparte de ser las letras de un álbum podían funcionar como un poema largo. Lo retoqué un poco para que quedase bien sobre la página, y el texto impreso funciona como un acompañamiento en la interpretación en vivo. No sé qué le parecerá a alguien que no haya oído el disco o que no me haya oído interpretándolo. Hice caso de lo que me decía la letra, que también quería ser un poema.
 
¿Qué cambia en el poema cantado o recitado respecto del texto leído?
Para mí la poesía es música. Me parece muy útil no sólo leer las palabras de una página sino decirlas, escucharlas, darles voz. Creo que toda la poesía debería leerse en voz alta, incluso cuando estás solo, solamente para entenderla. Porque un poema es un mapa, no es algo acabado. Un poema se ha terminado cuando lo lees. Escrito sobre la página aún no es un poema, sólo es su mitad. Se completa cuando le das vida, y para hacerlo con éxito necesitas escucharlo. Porque la cosa bonita de las palabras es que necesitas escucharlas, el lenguaje necesita ser hablado. Sentir la forma en que vibra, en el cuerpo, en la boca. Para mí las palabras son físicas, la poesía es física. Y si no las recitas te pierdes mucho, te pierdes la fisicalidad.

¿Cuál es el rol de la música en una propuesta como la tuya en la que la palabra es la esencia?
La música fue el origen de todo esto, antes de los recitales, de la poesía, de escribir teatro. Yo quería hacer música, es mi forma instintiva de crear. Me permite abrir puertas a mi mente que no puedo abrir sin la música, me da acceso a la imaginación de una manera a la que no podría llegar sin los 'beats'. Con la música llego a lugares donde no puedo llegar de otra manera.

Tu editorial describe 'Let them eat caos' como una llamada a la acción. ¿Estás de acuerdo?
La cosa es que después de terminar una obra, no soy yo quien tiene que decir lo que es, es quien lo lee, quien debe decidir si es una declaración con intención política, y lo que piense que es, es exactamente lo que es. Nunca he pedido a mi obra que sea nada más que lo que quiere ser. Tengo una idea y la sigo. Claro que mis ideas políticas están en mi obra, pero me sentiría incómoda si fuera descrito como un discurso político. No lo es. Es un poema sobre gente, sobre aislamiento y conexión y desconexión.

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En el tema 'Europe is lost', uno de los personajes protesta contra la indiferencia por las muertes de refugiados. ¿Es uno de los grandes temas del disco?
Sí, creo que lo es. Ha tenido un gran impacto en mi forma de pensar y en mis sentimientos, como lo habrá tenido sobre todos. Estamos en medio de una grave crisis humanitaria, su impacto se habrá hecho sentir sobre todos. Cuando eres una artista que hace discos, o poemas, o ficción, respondes a los tiempos que te han tocado vivir, a lo que pasa. Esta canción en particular quizás es la respuesta más directa a esto en el disco, pero hay más, porque con todo lo que está pasando creo que sería imposible hacer un álbum sin responder de alguna manera a la monstruosidad de lo que está pasando ahora mismo.

También cantas que la lengua está manchada. Pero la lengua es tu herramienta para crear.
La lengua está manchada, sí. Es responsable de muchas de las grandes crueldades del mundo porque todo es narrativo, todo pasa por las historias que nos decimos a nosotros mismos o unos a otros sobre quienes somos y qué hacemos. Pero a la vez, la lengua es lo que tenemos. Las palabras me obsesionan. Las amo, y me aterran, por su poder, porque se puede hacer un mal uso de ellas. Cuando tienes un talento natural para la lengua, debes tener mucho cuidado de no dejarte llevar y estar segura de que dices lo que piensas y de que piensas lo que dices.

Recuperas los personajes de tu LP de debut, 'Everybody down' (2014), en tu primera novela, 'The bricks that built the houses' (2016). ¿Nos volveremos a encontrar también con los siete personajes de 'Let them eat caos'?
Quizás. Podrían volver. Pero ahora mismo no siento que esta historia quiera ser contada de nuevo. Cuando concebí la idea del primer álbum, sabía que también habría una novela. Lo sabía desde el principio, sólo que para escribir una novela se tarda más, es un proceso mucho más grande, tienes que crear un universo. Pero eran dos ideas que fueron caminando de la mano por mi cabeza desde que las concebí. Por eso creo que sé que ahora es diferente. 'Let them eat chaos' debía ser una pieza por sí misma, con un principio y un final. Esta historia termina cuando termina el texto.

¿Cómo planteas interpretar en vivo esta narración con un principio y un final?
Con el primer álbum se trataba de descubrir qué quería ser en directo, al margen de la narrativa y del orden de los temas. Con este tocamos el álbum de principio a fin, y, algo que me parece muy importante, no paramos entre canción y canción. Contamos una historia en un continuo. El primero tenía algo de fiesta, de electrónica oscura. Ahora los ritmos son más trance, puedes entrar en ellos mientras bailas, es un poco más hip-hop. Lo siento más centrado, más controlado. Espero que la gente conecte con el argumento. Es por eso que se interpreta, para intentar llegar al público. Espero que sea excitante.

Londres vuelve a ser el marco del álbum, como ya lo era de 'Everybody down', y de nuevo aparece como una ciudad gentrificada, casi enemiga.
Londres es el lugar donde vivo, y tengo una relación muy específica con ella. Estoy muy agradecida de todo lo que he aprendido y de todo lo que me ha enseñado, pero me preocupa hacia dónde se dirige y lo que significa por todo lo que sé que tiene de verdad. Debe formar parte de mi obra porque es parte de mi vida y de la manera como entiendo el mundo, y tiene un papel muy importante en la manera como entiendo mi propia identidad: soy londinense. También pienso que cuanto más específicamente ubiques tu historia más universal puede ser: si ubico mis sentimientos particulares en mi ciudad espero que la gente pueda identificarse con ellos, trasladarlos. Porque hablo de casa, y todo el mundo tiene relación con su casa.

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