Fundación Francisco Giner de los Ríos
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12 edificios de arquitectura singular del patrimonio de Madrid

Museos, hoteles, oficinas, estaciones de transporte… todas estas construcciones son uno de los principales atractivos arquitectónicos de la ciudad y seguro que algunas ni os sonarán

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A diferencia de otras ciudades europeas, Madrid es un auténtico collage de estilos arquitectónicos. De ahí que ante tal engranaje destaquen edificaciones de lo más variopintas correspondientes a diferentes períodos históricos. Véase el Paseo del Prado, ideado por Carlos III –conocido también como “el rey paleta”-, con el propósito de elevar el estatus de Madrid mediante la expansión de la ciudad hacia El Pardo, por debajo del barrio de Huertas o la emblemática Gran Vía, cuyo paseo centenario desde Cibeles hasta Plaza de España refleja la diversidad y tolerancia con la que está construida la cuidad de Madrid.

La Tabacalera o el Campo de Cebada -esta iniciativa fue finalista del Premio Europeo de Espacio Público-, son dos buenos ejemplos de otro tipo de gestión y uso del espacio urbano, más sostenible, abierto y participativo o el centro cultural Matadero, que probablemente es uno de los mayores aciertos desde el punto de vista socio-cultural de las últimas décadas en la ciudad además de un sello de identidad. Cada una de las naves, el espacio entre ellas forma parte tanto de la política de recuperación de edificios en desuso como de las tendencias últimas de la arquitectura de no hacer nada.

En Madrid también encontramos construcciones de nueva creación y de aspecto casi espacial como la T4 de Barajas, el edificio vertical del estudio suizo Herzog & de Meuron conocido como “La Vela” y que acoge la ciudad financiera del BBVA; el Mirador de San Chinarro, un sorprendente edificio postmoderno, ideado por el estudio neerlandés MVRDV en colaboración con la arquitecta española Blanca Lleó, que en 2006 recibió un premio de Urbanismo, Arquitectura y Obra Pública del Ayuntamiento. Lo más llamativo es el gran hueco central, a la altura del piso doce, que ha llevado a los vecinos a bautizarlo como “Torre Bin Laden”; o las Cuatro Torres Business Area, cuyos cuatro rascacielos son los edificios más altos de la capital y también de España.

Sin más, a continuación os mostramos una esmerada selección de lugares singulares, llevada a cabo por tres arquitectos de diferentes generaciones (Paula García-Masedo, Gonzalo Pardo y Andrés Cánovas). Hay ejemplos más famosos y reconocidos por todos, otros de reutilización, de adecuación y nuevos usos de espacios insólitos e incluso construcciones clásicas que a menudo pasan desapercibidas. En definitiva, doce recortes de nuestra historia arquitectónica, que constituyen el actual skyline de Madrid y que a partir de hoy formarán parte de vuestras vidas.

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Museo Cerralbo

En Madrid encontramos una serie de edificios decimonónicos que nos permiten aún hoy reconstruir las maneras de ver el mundo de la sociedad de ese tiempo. Son conjuntos arquitectónicos que mezclan de forma heterogénea lo perteneciente al pasado con nuevas técnicas, o colocan en el mismo lugar varias geografías lejanas de manera simultánea. En ellos, la arquitectura materializa las relaciones entre los avances científicos y tecnológicos, y las cuestiones políticas. Uno de esos lugares es el Museo Cerralbo, un palacio-museo especialmente bien conservado, hecho construir entre 1883 y 1893 por el XII Marqués de Cerralbo, Don Enrique de Aguilera (1845-1922).  El edificio tenía la particularidad de servir a la vez como casa y como museo, y de él resultan fascinantes sus interiores, que muestran un constante horror vacui.

Las diferentes estancias han sido conservadas o recreadas tal cual las vivía el marqués. La Sala del Baño, la Sala Árabe, el salón Vestuario, el Salón de Baile o el Salón Estufa (un invernadero, al estilo de la moda europea), entre otros espacios, atesoran no sólo un conjunto de objetos cuanto menos opulento, sino que son testimonios visitables de cómo se configuraron las relaciones entre las personas (formalizadas en los distintos tipos de espacios para los distintos tipos de encuentros sociales) y las naciones (hechas visibles a través del coleccionismo y las modas), mostrando el papel de la tecnología y el conocimiento, como dispositivo o como hobby, para articular todo aquello.

Instituto de Patrimonio Cultural de España

Es una referencia muy interesante a nuestra historia reciente. Conocido como la “Corona de Espinas” es un edificio espectacular de Fernando Higueras Díaz y Antonio Miró Valverde. Estructura y forma coinciden organizando las funciones en un organismo circular. Y junto al uso de la luz cenital y la vegetación, se conforman los ingredientes principales de la obra de Higueras, dando lugar a unos espacios, que son a la vez exuberantes y domésticos.

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Colonia del Pico del Pañuelo

Está ubicada en el entorno de Matadero Madrid, que se trata además de un equipamiento sobradamente conocido pero que vale la pena destacar, ya que aquí se han realizado algunas de las mejores intervenciones arquitectónicas de la ciudad como Excaravox o la Cineteca. Cerca de él hay una serie de conjuntos arquitectónicos que están ligados al pasado industrial de la zona, y que reúnen algunos de los aspectos más significativos de cómo es Madrid hoy. Un buen ejemplo es esta Colonia, uno de los primeros grupos de viviendas con vigas de hormigón armado, que es una buena muestra de la diversidad cultural de esta ciudad, y que en la actualidad acoge a bastante población latina.

Mercado de Frutas y Verduras

Se encuentra al otro lado de la glorieta de Legazpi y ha sido proyectado por Javier Ferrero dentro del plan de Mercados diseñado por Luis Bellido, jefe de los Servicios Municipales de Arquitectura. El edificio, diseñado según criterios funcionalistas y caracterizado por una estructura de hormigón de gran potencia plástica, está en desuso a consecuencia de la construcción de MercaMadrid. Pasó por un concurso de anteproyectos para convertirse en el Área de gobierno de urbanismo y vivienda del Ayuntamiento, y por sucesivas propuestas más, incluida la de un mercado gourmet, pero que no han visto la luz. Recientemente, y tras las movilizaciones de la asociación Espacio Vecinal Arganzuela, parece que el edificio va a acoger algunas dotaciones públicas y también actividades vecinales, que ya comenzaron hace algún tiempo a desarrollarse en él.

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Poblado dirigido de Caño Roto

Es la mejor y más internacional muestra de la arquitectura de ámbito social de los años 50 y 60 en Madrid. Degradado y abandonado a su suerte, en él se gestó el flamenco madrileño, los sonidos de Caño Roto cuyo exponente fueron el grupo Los Chorbos. La droga y la delincuencia de los terribles setenta y ochenta laminaron socialmente el Poblado. En este momento, pendiente de una intervención rehabilitadora responsable, es una muestra de vivienda humilde y digna y de espacios públicos de medida doméstica. Es una isla de tranquilidad sin coches en la que se escuchan los pájaros.

Jardín del Palacio del Príncipe de Anglona

Un pequeño jardín de alrededor de 500 metros cuadrados en uno de los fondos de la Plaza de la Paja. Es un lugar en el que es posible leer el periódico con tranquilidad sobre la Calle Segovia, ya que constituye un sorprendente remanso de paz en el apretado y denso conjunto urbano del Madrid antiguo. Se creó sobre el 1750  y es uno de los pocos jardines nobiliarios del XVIII que se conservan. Su diseño fue obra de Javier de Winthuysen en 1920, pintor y diseñador de importantes jardines en toda España como los de la Moncloa, en Madrid, o el Palmeral de Elche.

La última restauración es de 2002 y es obra de la paisajista Lucía Serredi. Aunque fue reformado a principios del siglo XX, aún conserva la estructura original que define todo el espacio. El jardín ha mantenido el trazado y el solado original de los caminos realizados en ladrillo colocado a sardinel. Sobre todo destaca su estructura colgante, pues está levantado sobre un terraplén artificial salvando el desnivel de la Calle de Segovia, con la que limita.

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Iglesia del Poblado de Almendrales

Este es un edificio que aunque castrado en parte de su pórtico externo, conserva un relato de la mejor y más culta arquitectura moderna española. Su interior es un espacio sorprendente y mágico con luz cenital uniforme y puntuado con un bosque de columnas heredero de las mejores mezquitas. Los materiales con los que se construyen son ásperos y baratos. La propuesta es de una gran intensidad atmosférica con unos medios escasos y construida con el recurso inagotable de la inteligencia.

Torres Blancas

Se encuentran en la confluencia del número 2 de la calle Corazón de María con el número 37 de la Avenida de América. El proyecto, firmado por Francisco Javier Sáenz de Oiza como arquitecto y la participación de ingenieros como Leonardo Fernández Troyano y Carlos Fernández Casado, data de 1961 aunque las obras se prolongaron desde 1964 hasta 1968. Gracias a esta construcción, Sáenz de Oiza, que vivió el resto de su vida en el edificio, ganó el premio de la Excelencia Europea en 1974.

Torres Blancas fue un experimento propiciado por un cliente, Juan Huarte, quien construyó algunos de los mejores edificios de España en los años 1960 y 1970. El edificio, de 81 metros de altura, es una estructura a base de cilindros rodeados en todo su perímetro por balcones con celosías de madera. Tiene 23 plantas, destinadas a viviendas y oficinas, más una planta adicional en lo alto del edificio, dos plantas de sótano y la planta de acceso.

Hay una planta de servicios reservada para las instalaciones generales entre las plantas 21 y 22, y en la azotea hay una serpenteante piscina. A pesar de su nombre, se trata de una única torre, que tampoco es blanca sino gris. Y de hecho debe su nombre al uso de hormigón blanco en la fachada que fue posteriormente desestimado por cuestiones presupuestarias.

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Casa de las Flores

La Casa de las Flores de Secundino Zuazo -maestro de la arquitectura racionalista y figura imprescindible en la apertura de la prolongación del paseo de la Castellana y autor del proyecto de los Nuevos Ministerios, iniciado durante la II República- fue lugar de residencia de Pablo Neruda a su paso por la capital como cónsul de Chile entre 1934 y 1936 y se trata de uno de esos rincones que ocultan deliciosas sorpresas en su interior. Considerado una de las obras más representativas de la arquitectura madrileña del siglo XX, este edificio que se levantó en el barrio de Argüelles dispone de 288 viviendas de diferentes tamaños y se estructura en torno a tres patios, de los que el central es el de mayor tamaño.

La esquina que da a la calle Princesa presenta unos característicos balcones con jardineras que dan nombre al edificio, el cual quedó destruido durante la Guerra Civil, a pesar de que fue reconstruido en la década de los 40 según el diseño original de Zuazo. En la actualidad los pórticos exteriores han sido ocupados por las oficinas del Banco BSCH.

Fundación Francisco Giner de los Ríos

A finales del siglo XIX, un grupo de catedráticos librepensadores, separados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y encabezados por Francisco Giner de los Ríos, decidieron fundar una escuela-laboratorio de carácter experimental, un lugar donde impartir un nuevo modelo de enseñanza, un proyecto pedagógico original y único, para lo cual compraron una quinta, situada en las entonces afueras de Madrid. Aquella Institución siguió con su filosofía progresista y su programa educativo laico incluso después de la muerte de su alma máter, Giner de los Ríos, hasta que la parcela y las edificaciones que habían construido poco a poco fueron confiscadas justo al inicio de la Dictadura.

Aunque las actividades se reanudaron en el año 1985, no fue hasta el año 2005 cuando decidieron renovar su sede. Entre todas las propuestas presentadas al concurso que convocaron, eligieron la de Cristina Díaz Moreno y Efrén García Grinda. Una propuesta que marca un hito y se ha convertido en un lugar de referencia con una torre de forma abstracta y con esa inquietante piel de malla de acero.

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La Neomudéjar

Desde principios de 2013, Adif mantiene un acuerdo con la entidad cultural ArtHouse Madrid para convertir un antiguo taller ferroviario, situado junto a la estación de Madrid Puerta de Atocha, en el nuevo Centro de Artes de Vanguardia y Residencia Artística Internacional. Se trata de una edificación representativa de la arquitectura industrial madrileña de principios del siglo pasado que, en un principio fue utilizado como taller de pequeño material y telégrafo y, posteriormente, como nave de formación de ferroviarios.

Actualmente, La Neomudéjar, cuya denominación responde a sus características arquitectónicas, es un espacio dedicado a la investigación y experimentación sobre las nuevas artes a través de laboratorios, exposiciones, programas e intercambios internacionales.

CaixaForum

El edificio del CaixaForum fue la sede de la antigua Central Eléctrica del Mediodía. De hecho, su rehabilitación fue realizada por el estudio de arquitectura Herzog & De Meuron, quien mantuvo sus fachadas originales, a pesar de que a fin de ganar espacio fueron abiertas en su planta baja prescindiendo de pilares. Así, el edificio de ladrillo parece flotar gracias a una sustentación central que pasa casi desapercibida. El acceso al centro desde el Paseo del Prado se efectúa por una pequeña plaza ganada con la demolición de una vieja gasolinera.

La fachada lateral de un bloque anexo quedaba al descubierto, y fue embellecida mediante un espectacular jardín vertical, conformado por cientos de plantas que se mantienen vivas mediante un sistema de riego oculto, creación de Patrick Blanc en 2008.

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