Su nombre no engaña. Es pequeño y poco iluminado, además, los fines de semana se llena de gente, por lo que puedes sentirte un poco agobiado. Su aspecto avejentado destila cierta melancolía que a algunos les parece encantadora. Suelen poner rock y punk.
A veces hacen pequeños homenajes a grandes bandas. Por eso, es un buen lugar si te quedas sin las entradas de tu grupo favorito cuando llega a la capital. El bar es bastante económico para los elevados precios de la zona. Si te gusta este tipo de música, no dudes en acudir al Gris cualquier día de la semana menos el lunes.