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Hay lujos, y viajes, que no están al alcance de cualquiera. Quizá por eso al Transcantábrico se le conoce como el Orient Express español, una joya sobre raíles que puede presumir de ser el primer tren turístico España y el primero que inauguró el concepto de lujo sobre raíles. Y, aunque les separan cien años de historia (el Orient Express realizó su viaje inaugural en 1883, mientras que el Transcantábrico lo hizo justo un siglo después, en 1983), la filosofía de ambos trenes es la misma: hacer de un viaje en tren una experiencia cargada de lujo, glamour y sofisticación. El pasado mes de noviembre realizó el último viaje de la temporada y ahora, coincidiendo con la llegada de la primavera, el Transcantábrico Gran Lujo vuelve a ponerse en marcha.
El convoy arranca de nuevo (el martes 26 de marzo comienza la temporada) con sus históricos coches Pullman (más conocidos como 'coches cama'), vagones originales de 1923 convertidos hoy en salones y zonas comunes como las de un hotel. Y es que, al final, un tren de lujo es eso, un fastuoso hotel sobre raíles en el que no puede faltar de nada durante la estancia, ni de día ni de noche. En el caso del Transcantábrico, tiene salón de té (en su flamante coche panorámico), un bar, varios restaurantes y hasta un club donde cada noche hay una fiesta y actuaciones en directo. Y habitaciones, 14 suites inspiradas en la opulencia y el exceso de la Belle Époque, pero solo en la estética (dominada por madera, los tapizados y el terciopelo, el capitoné y los apliques dorados) porque en la práctica, tienen desde Wi-Fi a consola de videojuegos para uso y disfrute de sus privilegiados huéspedes.
Lo que no ha cambiado en estos más de 40 años de travesía es su itinerario: un gran viaje por la cornisa cantábrica, desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela, en un recorrido de ocho días con paradas en Bilbao, Santander, Llanes, Oviedo, Gijón, Luarca, Ribadeo, Ferrol y Santiago de Compostela, para terminar haciendo noche el Parador de Santiago, considerado uno de los mejores Paradores y uno de los hoteles más antiguos de España. Y claro, un viaje así no es para todos los bolsillos: el viaje por persona roza los 9.000 euros (aunque existe la posibilidad de hacer una ruta más corta, desde Oviedo a San Sebastián, o desde Santiago a Gijón, por la mitad de precio).