A este tren a vapor se le conoce como el tren de Harry Potter y es uno de los más bonitos para viajar por Europa
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Los viajes en tren más bonitos y espectaculares para hacer (al menos) una vez en la vida

De los Alpes suizos a la costa italiana, pasando por el norte de España, el interior de Portugal y hasta Turquía

Noelia Santos
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Para subirse a un tren y disfrutar del paisaje desde la ventanilla siempre es buen momento, desde la primavera y sus boques en flor, hasta el otoño con sus mágicos colores de fondo. Cualquier estación del año es perfecta para hacerlo. Y las opciones de viaje son infinitas: desde un camarote de lujo con baños de mármol, a un tren histórico con locomotora que todavía funciona a vapor o hacerlo a bordo de un sencillo (y baratísimo) regional que conecta bellísimos pueblos de fachadas de colores. Y lo mejor es que todos estos trenes viajan por Europa (y Oriente Medio). Lo más difícil será elegir solo uno. 

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Venice Simplon-Orient-Express (Francia-Italia)

Un viaje a la opulencia con mayúsculas de los felices años 20 a bordo de un tren que es el gran estandarte del art decó sobre raíles, y que evoca al gran icono de los viajes de lujo del siglo XX pasado. Artistas, miembros de la alta sociedad y personalidades influyentes recorrieron Europa, desde París a Estambul, vestidos de Chanel y bebiendo champán, a bordo del histórico y pionero Orient Express. Hoy su leyenda sigue creciendo a bordo del Venice Simplon-Orient-Express de Belmond y sus vagones recreados al detalle para vivir una experiencia romántica y muy cinco estrellas (a quien pueda permitírsela).

Jacobite (Escocia)

Aunque el destino final no es Hogwarts (y para subirte a él no tendrás que cruzar ningún anden 9 y 3/4), al Jacobite ya se le conoce como el tren de Harry Potter por su participación en las pelis de la saga. Una locomotora de vapor que lleva echando humo (literal) desde 1989. El tramo icónico es el que pasa por el viaducto de Glenfinnan, con sus 21 arcadas apoyadas sobre el manto verde de la Escocia profunda, uno de los paisajes más idílicos por los que atraviesa desde su salida de la estación de Fort William (corazón de las Tierras Altas).

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Mesopotamia Express (Türkiye)

Más de mil kilómetros de viaje para recorrer en apenas 24 horas, saliendo desde Ankara, la capital de Türkiye (el nombre actual de Turquía) hasta Diyarbakır, en el corazón del sudeste turco. Un gran viaje por la historia, atravesando los paisajes icónicos de la península de Anatolia, desde Kayseri, Sivas y Malatya, a Elazığ o Bingöl, incluyendo varias rutas a pie y visitas en algunas de estas ciudades cargadas de historia y misterio. Al final del camino espera la Ciudad Antigua de Mesopotamia, un lugar fascinante por el que han pasado hasta 33 civilizaciones diferentes a lo largo de la historia de la humanidad (la Gran Mezquita, las murallas de Diyarbakır y la Zona Cultural del Paisaje de los Jardines de Hevsel son paradas imprescindibles). La emoción está asegurada con esta nueva ruta que recorre el interior de Türkiye. 

Jungfraujoch (Suiza)

Esta región suiza es conocida como 'Top of Europe' porque ahí, a los pies de los Alpes y a 3.500 metros de altura, se encuentra la que dicen es la estación de tren más alta de Europa. Una región declarada Patrimonio Mundial de los Alpes suizos Jungfrau-Aletsch. Un tren cremallera que sube, durante todo el año, atravesando un empinado túnel construido a finales del siglo XIX. Y montarse en él tiene premio: regala unas increíbles vistas de este mundo alpino hecho hielo. Para apreciarlo en su totalidad y salir abrumado de tanta belleza, lo mejor es hacerlo desde el observatorio Sphinx y el mirador Plateau, en el glaciar Aletsch o en el palacio de hielo.

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Raumabanen (Noruega)

Hay vida más allá de los fiordos en Noruega, un país que con solo mencionarlo ya te invita a pensar en paisajes de ensueño. Y el Raumabanen es uno de las mejores ferrocarriles para comprobarlo desde dentro. A lo largo de 32 puentes y seis túneles, y saliendo desde Åndalsnes, el tren atraviesa la naturaleza salvaje y remota de los valles de Reinheimen, para acabar en los pueblos de montaña del norte de Oppland, y cruzando por lugares tan impresionantes como puente Kylling (el más fotografiado de Noruega) o el imponente acantilado de Trollveggen. Para hacer (al menos) una vez en la vida. 

Transcantábrico Gran Lujo (España)

La máxima expresión de lujo sobre raíles en España ese este tren histórico que durante ocho días y siete noches circula por la cornisa cantábrica, desde San Sebastián a Santiago de Compostela (pasando por Bilbao, Gijón, Oviedo y Santander). Y lo hace con todo el glamour que te puedas imaginar y un interiorismo muy cuidado que te mete de lleno en el siglo XIX. Un gran viaje por dentro (la gastronomía a bordo es sencillamente exquisita) y por fuera (con excursiones al museo Guggenheim o al santuario de Covadonga).  

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Cinque Terre Express (Italia)

Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son los cinco (y bellísimos) pueblos de los acantilados del norte de Italia a los que es más rápido acceder por tren que por coche. Y, de paso, la manera más cómoda (y barata) de disfrutar del paisaje vertical que dibuja la accidentada Riviera italiana de poniente, en la costa de Liguria. Un billete para subir al Cinque Terre Express solo cuesta cinco euros, aunque lo ideal es pillar la Cinque Terre Card (18,20 euros la tarjeta de un día) y disfrutar de viajes ilimitados. El tren en sí mismo no tiene nada de especial (es algo así como un regional, sin más), pero el entorno por el que pasa (espectaculares cascadas de casas de fachadas multicolor), y la frecuencia con la que lo hace (cuatro trenes por hora), hacen que merezca la pena. 

Linha do Douro (Portugal)

Si queréis hacer uno de los recorridos ferroviarios más pintorescos de Europa, tenéis que subiros a este tren que te lleva directo desde Oporto hasta Pocinho atravesando los viñedos escalonados de la comarca del Douro, donde nace el vino de Oporto. De hecho, se llama Linha do Douro porque las vías del tren se extienden en paralelo al cauce del río, majestuosa obra de ingeniería industrial puesta ahí desde el siglo XIX). El tramo que va desde Pinhão (sus fachadas decoradas con paneles de azulejos son todo un reclamo para los turistas) hasta el final de la ruta es el que ofrece los paisajes más singulares, lo que lo convierte en un viaje imprescindible por Portugal

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Gotthard Panorama Express (Suiza)

Lo mires por donde lo mires, toda Suiza desde el tren es un espectáculo para la vista y los sentidos. Si no llegas a tiempo de subirte al tren más lento de Europa, el Glaciar Express, que recorre los Alpes en ocho horas (del 15 de octubre al 8 de diciembre permanece cerrado), puedes pillar el Gotthard Panorama Express, con otra ruta igual de auténtica (pero más rápida): atraviesa el interior país desde Lucerna (visita obligada) a Lugano, haciendo un tramo en barco (hasta Flüelen) y con increíbles vistas al castillo medieval de Belinzona desde la ventanilla. 

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