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Corea ha demostrado toda su fortaleza ante las crisis durante la pandemia pero obviamente sigue a la sombra de China, la gran potencia asiática. Ocurre igual en un plano menos político y más mundano en Madrid. Los restaurantes chinos se cuentan por decenas, de Usera al barrio de Salamanca, pero también hay espacios coreanos que demuestran el poder de atracción (y nutrición) de un buen bibimbap o del kimchi.
Y, aunque sean pocos, son muy variados en cuanto a perfiles, intenciones y puesta en escena. De hecho, solemos recomendar bastante Luke. No es un coreano al 100% aunque tenga un kimchi para levitar. El restaurante de Luke Jang, dividido en un comedor formal con menú degustación y una barra a la carta (no contamos también su delivery), practica una cocina donde hay fusión coreano-vasca, alta gastronomía y propuestas de autor. Según la opción que escoPodéis disfrutar de una gilda coreana a un chap che salteado, de un arroz aliñado con gochujang a una chuleta con salsa bulgogi.
Otro rincón al que nos gusta ir es Mama Uma. Es un sencillo puesto en el mercado de Barceló donde la pareja formada por Jiwoo y Gonzo elaboran unos atractivos kimbap rolls. la especialidad de la casa. Pero quizás sea su pollo frito coreano el que os haga volver a seguir probando platillos hasta agotar la carta.
Pero hay más muchos otros. Direcciones veteranas, restaurantes con muchos años de servicio, acercándonos la cocina más popular del país asiático. Desde el restaurante Korea en Chamberí, uno de los mejor valorados y un espacio realmente auténtico, a Seoul, una tabernita con menú del día y parrilla coreana en el distrito de Arganzuela. De hecho, en este mismo distrito encontraréis Go Hyang Mat, un salón amplísimo y una carta generosa y rica en opciones picantes (aunque pueden modularlas a tu nivel).
Hay otros, repartidos por toda la ciudad, que mezclan en carta propuestas niponas (es más conocido un nigiri que un bulbogi) y coreanas como Izakaya Han, Dimibang o Mashita. De todos estos saldréis satisfechos, habiendo probado algo diferente y con un ticket medio muy asequible. Ah, y os dejamos un último descubrimiento: Sarang Bang, un localito escondido a un paso del Teatro Real con caldos bien contundentes y sabrosos. Estas recomendaciones solo son la puerta de entrada a un gastronomía aún poco conocida (y menos extendida) en Madrid. Si queréis conocer más acerca de las tradiciones culinarias del Seollal, os dejamos este enlace.