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Rosalía
©Christian BernardRosalía

Rosalía salva la primera edición del Primavera Sound en Madrid

La artista no quiso perderse el estreno del festival en la capital, marcado por un comienzo descafeinado a causa de la lluvia

Isabel Gil
Escrito por
Isabel Gil
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Tras el subidón de Calvin Harris, que convirtió el festival en una gran discoteca, con himnos a los que uno tras otro el público se entregó recordando temas míticos de noches de adolescencia, apenas había unos 20 minutos hasta la llegada del concierto más esperado de la segunda jornada del festival: Rosalía. Una cita que, en el estreno del Primavera Sound en Madrid, había traído ya desde primera hora de la tarde a familias con niños, jóvenes y un público masivo de todo género y condición dispuesto a aguantar hasta las 2 de la mañana para ver a nuestra diva más patria.

20 minutos en los que no había tiempo más que de girarse en dirección al escenario contiguo y esperar, con la emoción contenida de cientos y cientos de personas que hoy sí, justificaban la necesidad de un espacio tan grande para dar cabida al festival, aunque con ello se tuviera que comprometer la accesibilidad. Emoción que se transformaba en nervios a medida que llegaba la hora del inicio del concierto y el escenario empezaba a mostrar algunos signos de vida. Y tanta expectación no defraudó. Rosalía aterrizó en el Primavera Sound rodeada de bailarines, todos ataviados con uno de los elementos más icónicos de su último álbum, el casco de moto luminoso, convertido ya en iconografía de la artista. "Chica, ¿Qué dices?", el inicio de 'Saoko' transformó al público en un mar de móviles que fueron registrando un éxito tras otro. Canciones como 'Bizcochito', 'La Fama', 'La noche de anoche' o 'Linda' se intercalaban con referencias a su primer disco, e iban desplegando por el escenario una puesta en escena nada habitual en los festivales.

Con diferentes estructuras Rosalía transformó el espacio trayendo un trocito de los grandes shows más propios de las diosas del pop, con diferentes alturas, enérgicas coreografías con bailarines y elementos que entraban y salían según la canción, desde una silla en 'Diablo', una piano de cola para 'Hentai' y hasta patinetes con los que ella y los bailarines recorrían el escenario al ritmo de 'Chicken teriyaki'. Un espectáculo que para quienes sólo alcanzaban a ver las grandes pantallas, se transformaba en un videoclip tras otro, gracias a un inmenso trabajo de grabación y montaje en directo.

Entre una versión disco de 'Despechá', una adaptación de 'Blinding Lights' de The Weekend, y otros éxitos como 'Candy', 'Motomami', 'La Combi Versace', 'Con altura' o 'Beso', Rosalía se acercó al público, también incluso físicamente, mostrándose cercana, natural, divertida y recordando la última vez que pasó por Madrid, hace casi un año, con su gira Motomami Tour. Y así, entre bachatas, palmas, perreos y aclamaciones de un público devoto que se sabía las letras de pé a pá, llegamos a otro de los momentos más emotivos de sus conciertos, cuando el escenario se funde a negro y se escucha una grabación en catalán de su abuela, a la que sigue una sentida interpretación de 'Héroe' de Enrique Iglesias.

Casi sin darnos tiempo a recuperarnos, atrapados como entre hilos de seda en una montaña rusa emocional y visual, el festival se rindió ante el primer éxito de la artista, 'Malamente', a la que siguieron otros títulos de su último álbum, ('CUUUUuuuuuute', 'Chicken Teriyaki', 'Abcdefg') que sin darnos cuenta nos llevaron al final de este ensueño y nos devolvieron abruptamente a un estado físico ya agotado, tras tantas horas en el festival, con la energía justa para emprender el largo camino de vuelta a casa, muchos con el deseo de dejarse envolver de nuevo por el universo musical de Rosalía.

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