De Madrid Rock a los cines Avenida: 10 lugares que no son lo que eran

La tienda de discos más emblemática de todo Madrid nos dejó a todos un poco viudos tras su cierre en 2005. Aunque esta cadena abrió su primer espacio en 1981 en la calle San Martín, cerca de la plaza de Ópera, su establecimiento más famoso fue el que inauguraron después en Gran Vía, 25. Tal es el éxito que rodeó a la compañía que abrieron otras sedes en ciudades como Córdoba y Sevilla y en el año 2000 su facturación superaba los 19 millones de euros. A pesar de que Miguel Ángel Moreno, gerente de la empresa, culpó a la piratería del cierre, lo cierto es que los 20 millones de euros por los que se vendió a Inditex su sede de la céntrica calle madrileña tuvieron algo que ver. Pero el recuerdo de Madrid Rock sigue hoy vivo gracias a dos ilustres representantes: los heavies de Gran Vía.

Apenas dos años después del cierre de Madrid Rock, tuvimos otra desagradable sorpresa: el Ayuntamiento de Madrid autorizaba a los dueños del mítico cine Avenida y de la sala de fiestas Pasapoga que se encontraba en su sótano, en Gran Vía 37, a cambiar el uso del local para convertirlo en un centro comercial que acabaría en manos de otra gran cadena textil, H&M, que por cierto tiene otro gran establecimiento a pocos metros de aquí. Los propietarios aseguraban que ya “no era rentable” tras aguantar, según ellos, una media de un 10% de ocupación de sus salas. Un triste destino para un edificio inaugurado en 1928 y con unas vidrieras espectaculares que, por suerte, todavía se conservan.

A finales de 2014 conocíamos por fin el uso que tendrá este cine, cerrado desde 2002. Y lejos de convertirse en otro espacio cultural, esta sala de la céntrica Plaza del Carmen albergará un gimnasio en las plantas superiores, varios comercios y un aparcamiento con capacidad para más de 70 vehículos. Tras pasar por el Ayuntamiento, los nuevos propietarios podrán ampliar hasta un 10% los más de 6.583 metros cuadrados edificados, aunque tratando de respetar los elementos protegidos de las instalaciones. Actualmente solo se conserva la fachada de este impresionante edificio donde se llegó a jugar pelota vasca durante el día y a representar cuplés por las noches.

Los cines del Palacio de la Música, unos de los más antiguos de la capital ya que llevaban proyectando películas desde 1928, echaron el cierre en 2008. Fue entonces cuando la entonces Fundación Caja Madrid adquirió el edificio con el fin de convertirlo en un gran auditorio de música, el mayor tras el Nacional. Hasta aquí todo bien, pero tras la crisis económica y financiera, Bankia ha decidido deshacerse de él y al parecer todo apunta a que la firma Mango estaría interesada en instalar aquí una flagship. Tal ha sido el revuelo y la indignación, que se grabaron varios vídeos y se creó una petición en Change.org para impedir el cambio de uso ‘cultural’ del edificio a ‘comercial’.

Situados en una plaza tradicionalmente conflictiva hasta hace unos años, el cierre de los cines Luna en el año 2005 supuso otro duro golpe para la industria cinematográfica de Madrid y se sumaba a una paulatina desaparición de salas que ha llegado hasta nuestros días. No pertenecían a ninguna cadena y estaban especializados en películas independientes y en versión original. El edificio permaneció cerrado hasta la apertura en el año 2012 del Gymage Lounge Resort, un complejo que incluye gimnasio, restaurante, terraza y piscina en la azotea, salas para eventos y más.

El caso del mítico Mercado de Fuencarral, un lugar al que tenías que ir si querías vestir de forma alternativa, con tiendas y puestos para todos los gustos, colores y bolsillos (aunque nada era especialmente barato), es diferente al del resto de edificios culturales cerrados en los últimos lustros. Es cierto que no se trata de un teatro o de un cine, pero ha formado parte de la oferta de ocio de Malasaña desde hace más de 15 años. Según el gerente de este emblemático mercado, "se ha cumplido un ciclo" y en verano de 2015 echó el cierre. Ahora un Decathlon ocupa este icónico espacio.