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Mitos y leyendas de Madrid

Madrid está llena de oscuras leyendas, curiosas tradiciones y misterios sin explicación. ¿Cuántos de estos te crees?

Colaborador: María Sanz
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Desde nombres de calles curiosos y que asustan hasta iglesias escondidas, enclaves donde se vivieron trágicos episodios y callejones oscuros, los misterios y leyendas de Madrid están más presentes en tu día a día de lo que te imaginas. También sus tradiciones, que han ido pasando de generación en generación hasta muchas veces confundir lo que fue real con lo que fue fantasía. Repasamos algunos de los mitos más conocidos. ¿Cuántos os suenan? 

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El fantasma de la Casa de las Siete Chimeneas

La sede del Ministerio de Cultura, en la Plaza del Rey, contó en el siglo XIX con una importante reforma y entre sus paredes se hallaron los restos de una mujer fallecida tres siglos atrás. Aquí vivió Elena, una joven supuestamente amante del rey Felipe II que se casó con un capitán del ejército. Fallecido en Flandes, la noticia la dejó desolada, muriendo poco después. Su cuerpo desapareció misteriosamente y empezaron las especulaciones y, con ellas, una de las leyendas de Madrid más espeluznantes. ¿Murió de pena? ¿Asesinada? Dicen que estaba embarazada del rey. Tras su adiós, la figura fantasmal de una pálida mujer fue vista varias veces paseando entre las siete chimeneas del tejado. El espectro siempre se arrodillaba y, mientras se golpeaba en el pecho, miraba al oeste, hacia el Alcázar donde vivía el rey, hasta desaparecer.

El fantasma del Palacio de Linares
El fantasma del Palacio de Linares

Es una de las leyendas de Madrid más conocidas y más terroríficas. Habla del amor entre José de Murga y Raimunda Osorio. El primero era hijo de un financiero, pero la joven también era fruto de una relación extramatrimonial del noble. Eran, por tanto, hermanos. El padre intentó romper la relación y a su muerte explicó por carta a José el porqué de su intento de separarlos. Sin embargo, la pareja se casó, descubriendo tarde el secreto. Conscientes de su pecado incestuoso, pidieron una bula papal a Pío IX, que les permitió vivir juntos, pero en castidad. Sin embargo, nació Raimundita. El matrimonio, para ocultarlo, decidió matar a su propia hija y enterrarla en el palacio. Desde entonces, el fantasma se pasea por la actual Casa de América llorando, gritando o tarareando canciones infantiles.

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La Real Casa de Correos, el edificio principal de la Puerta del Sol y actual sede del gobierno regional, esconde una curiosa leyenda de Madrid que data de cuando fue levantado a finales del siglo XVIII. Cuenta la tradición que Satanás se apareció ante los obreros que trabajaban en la construcción y les advirtió de que el edificio estaba maldito porque seguía el diseño de un arquitecto francés, Jacques Marquet. Entonces, Ventura Rodríguez era el profesional favorito de los madrileños. Ante las advertencias de que el bloque pertenecía al Infierno, se llegó a contratar a un cura para bendecir las obras. Muchos se atreven a afirmar que, aún hoy, el Diablo vive entre sus paredes.

Un rinoceronte por las calles de Madrid

Cerca de Callao, la calle de la Abada cuenta con una historia peculiar que habla de cómo un rinoceronte se convirtió en una gran atracción para los madrileños en el siglo XVI. Traído por feriantes portugueses, la zona entonces era un descampado y el animal causó gran expectación. En una absurda broma, un joven le dio un panecillo recién hecho y el rinoceronte, abrasado y asustado, le despedazó. El suceso hizo que el prior de San Martín expulsara a los feriantes, pero el animal se escapó y en su huida, según la leyenda, mató a unas veinte personas antes de ser capturado. Sin embargo, existe una segunda versión de esta historia, que cuenta que el animal fue un regalo del goberna­dor portugués de Java al rey Felipe II y su final también es diferente: al enterarse los madrileños de las supuestas características afrodisíacas de su cuerno, el animal fue envenenado y le robaron su magnífico apéndice.

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De Madrid al cielo

Es más que probable que alguna vez hayas escuchado eso de que 'De Madrid al cielo'. Y es que, cuenta la leyenda, que al atardecer de cada día, si uno mira a la cima del Cerro de Garabitas, uno de los puntos más altos de la Casa de Campo, puede ver una estela de polvo brillante en ascenso. Esa estela serían las almas de todas las personas fallecidas ese día en la ciudad. Cierto o no, lo que sí que es real es que ese punto por el que ahora es habitual ver a corredores, ciclistas o simplemente a gente paseando descuidadamente, fue uno de los lugares desde los que las tropas franquistas se dedicaron a bombardear la ciudad durante los tres años que duró la Guerra Civil. De hecho, si te fijas todavía es posible distinguir alguna huella de las que dejó el conflicto bélico.

La casa maldita de Madrid

En el número 3 de la calle Antonio Grilo se halla la que muchos conocen como la ‘casa maldita’ de Madrid, pues suma varios crímenes entre sus paredes. El más truculento ocurrió en 1962, cuando el 1 de mayo un conocido sastre mató a su mujer y a sus cinco hijos para posteriormente exhibir sus cadáveres en el balcón. Luego, se pegó un tiro. Dos años después, una mujer mató a su bebé y lo escondió en el cajón de su armario hasta ser descubierto. Antes, en 1945, un hombre también fue asesinado en su cama. ¿Cuenta la casa con algún espíritu diabólico o alguna energía negativa desconocida? No se sabe, pero su ‘maldición’ la acompaña.

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La leyenda de la Cuesta de los Ciegos

Esta leyenda de Madrid se remonta al siglo XIII, cuando dos ciegos acudían a diario al pie de una pequeña colina, entre lo que es hoy la calle Segovia y las Vistillas, para pedir limosna. Francisco de Asís, a su paso por la ciudad de camino a Santiago, se cruzó con estos dos hombres que alzaban las manos para pedir alguna moneda. El santo portaba un recipiente con aceite que compartió con los dos ciegos. Al frotar el líquido en sus ojos, estos recuperaron la vista y dejaron este milagro para el recuerdo.

El asesinato de la calle de la Cabeza

Cuenta la leyenda que en una vivienda de esta vía cercana a Tirso de Molina, un criado portugués cortó la cabeza al sacerdote al que servía para robarle todo su oro y huir. El sirviente no dejó pistas y el crimen se quedó sin resolver. Años más tarde, el luso volvió a Madrid como un acaudalado aristócrata y, paseando por el Rastro, tuvo el antojo de comprar una cabeza de carnero para su cena. Guardada debajo de su capa, el hombre iba dejando camino de su casa un reguero de sangre, llamando la atención de un vigilante, quien le preguntó qué escondía. El exsirviente accedió a enseñarle la cabeza del animal, pero lo que sacó sorprendentemente de su capa fue la cabeza del religioso asesinado. Así, fue detenido y ahorcado.

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La leyenda del soldado

Otra de las leyendas de Madrid más famosas. Un soldado se enamoró locamente de una bella joven, Almudena, que quería ser monja y acudía diariamente al Oratorio del Caballero de Gracia. El soldado la perseguía por todos los lados, creciendo su obsesión por ella. Ante la negativa de la chica a corresponderle, él decidió vengarse, pues echaba la culpa de la situación al convento. Asesinó a la joven y le cortó la cabeza, regalándosela a la madre superiora del monasterio con las siguientes palabras: "Madre, aquí tiene a Almudena". Más tarde fue ahorcado por el crimen.

¿Por qué a los madrileños se les llama 'gatos'?

La denominación de ‘gatos’ a los madrileños viene del siglo XI, en plena campaña de reconquista de las tropas de Alfonso VI, cuando asediaban la antigua Mayrit (Madrid). La tradición, mitad realidad mitad leyenda, cuenta que un valiente soldado trepó solo con la ayuda de una daga la fuerte muralla musulmana. Ya arriba, cambió la bandera árabe por la cristiana. Su hazaña fue seguida por muchos de sus compañeros y a todos ellos se les llamó ‘gatos’ por su forma de trepar, denominación que heredaron los habitantes de la ciudad.

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