Las tiendas de artesanía de diseño que más gustan en el extranjero

Ni los neoyorquinos son capaces de resistirse a los trofeos ecológicos, sostenibles y de diseño que fabrica este artesano extremeño afincado en Malasaña. Su tienda taller -en realidad es una antigua cochera- es como un museo de las tradiciones convertidas en arte muy del siglo XXI, donde solo trabaja con materiales naturales, como el esparto trenzado con el que crea las cabezas de animales, y el mimbre de sus espejos, también icónicos al otro lado del Atlántico. Y no solo en casa de Sarah Jessica Parker, una de sus clientas más conocidas a nivel internacional, pero no la única. 

El taller de Oficio Studio no tiene tienda a pie de calle (su cuartel general está en una primera planta de un edificio singular en el corazón del barrio de Las Letras), pero telefonillo sí. Y suena muy a menudo. Al otro lado, suele haber americanos que están de viaje y de paso por Madrid, tan enamorados de la tradición y con ganas de llevarse un recuerdo "que sea parte de la experiencia en la capital". Aquí encuentran modelos muy personales, como el bolso icónico de la firma: el Anita doctors leather bag, un bolso inspirado en los antiguos maletines de médico pero traído al siglo XXI. 

Viviendo en Dublín, esta ingeniera se dio cuenta de que podría vivir de la joyería. Y apostó por un diseño contemporáneo, de base tradicional y materiales poco habituales (en sus piezas es fácil ver, desde pvc a rosas preservadas o eslabones de cadenas de plástico que encontró durante un viaje a Nueva York y que componen el grueso de su colección Sustained). El resultado son piezas que ella sabe que son poco o nada 'mainstream', tanto que es más fácil encontrar sus piezas de joyería fuera que aquí: solo están en la tienda Pez (Pez, Regueros, 15), y su taller y showroom de la Puerta del Sol. Si váis de vacaciones a Menorca, también (en La Cerería). 

Esta marca de diseño sobrio, hecha a mano, alma masculina y base costumbrista, ha llevado sus franciscanas (o cangrejeras de piel y mucho estilazo) a lugares como Opening Ceremony de Nueva York. Y no es lo único que Gonzalo (su alma mater), hace con sus manitas: bolsos de piel, zapatos, cinturones... Steve Mono es "como un viaje del pueblo a la ciudad". Es su manera de contar esa España de artesanos que localiza por toda la península (el lino lo trae de Burgos, el algodón de Toledo, los herrajes de Alicante…) al mundo. 

En pleno centro de Madrid, cerca de la plaza de Tirso de Molina, Yolanda Andrés tiene su taller de bordado, un espacio multidisciplinar en el que además de crear, da clases y cursos para que otros aprendan también el arte de decorar con hilo. La técnica que utiliza es la del bordado tradicional con hilos de algodón, de seda… y sobre cualquier tela para crear todo un mundo de motivos y figuras de colores. Su obra más icónica (y por la que se la conoce en medio mundo) son los retratos, sacados de fotografías y hechos con hilo, puntada a puntada. 

Casi trece años después de empezar a coser su marca en Lavapiés, Daniel acaba de abrir su primera tienda de Estados Unidos, hasta donde ha llevado su marca 'upcycling' (solo usa materiales reciclados) de diseño y personalidad muy reconocible (no son pocas sus imitaciones), presente ya en 50 puntos de venta en todo el mundo (tres de ellos en Madrid: calle Amparo 42, Imperial 5 y Moratín 17). ¿Lo próximo? Conquistar Europa. “Berlín, París, Lisboa…”.

Después de un tiempo en la calle Moratín, Andrés y Marina, alma maters de Andrés Gallardo, se han trasladado hasta San Pedro, en el mismo barrio de Las Letras. Aquí podemos contemplar todo su universo creativo tal y como ellos lo conciben en su taller de Tirso de Molina, con piezas hasta ahora nunca vistas. Y eso merece la pena. Una exclusiva boutique en la que las absolutas protagonistas son cada una de sus piezas, mostradas tras el cristal de una mesa con vitrina decimonónica colocada en el centro del local. 

La desnudez del espacio hace que los ojos se nos vayan como locos a cada una de sus creaciones. Piezas muy “locas y exageradas”, como nos sugiere Marina, pero sobre todo figurativas, una faceta muy poco explotada en los complementos cerámicos hasta que ellos comenzaron a hacerlo. Suyas son las manos que sostienen un corazón o la manita que se agarra con firmeza al colgante, pieza convertida ya en todo un símbolo feminista. Pero también llevan el sello de Andrés Gallardo los bolsos de piel con incrustaciones de cabezas de conejo o los colgantes de flores que tantos buenos clientes les han traído desde todos los rincones del mundo, como en Asia tienen auténtica devoción por sus piezas.