El espectacular 'brunch' salado y con actuación de flamenco que no querréis perderos esta temporada

El flamenco es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un arte universal que brilla cada domingo con luz propia en Revoltosa Prado: cantaores, guitarristas, percusionistas y bailaores de primer nivel se suben al escenario para ofrecer un espectáculo inolvidable y alejado de los elevados precios de los tablaos tradicionales.

Todos ellos cuentan con una dilatada trayectoria en el mundo del flamenco, y han acompañado a artistas de la talla de Rosalía, Lola Índigo o Vicente Navarro, además de haberse curtido en los principales tablaos de Madrid, como Las Carboneras, Torres Bermejas, Café de Chinitas, Casa Patas o Villa Rosa. En cada sesión hay dos pases: uno de flamenco más tradicional y un segundo en el que la fusión y los nuevos caminos del género crean una atmósfera más festiva y distendida. Para gustos, los colores... y los palos. 

El espectáculo está muy bien... pero aquí hemos venido a comer. Y en el brunch de Revoltosa Prado eso cobra una dimensión muy especial.

De 12 a 14 h., el personal del local os recibirá con un cóctel mimosa de bienvenida, para pasar después a un suculento menú compuesto por una serie de platos muy representativos de nuestra gastronomía: salmorejo cordobés con crujiente de lomo embuchado; ensaladilla con gamba cristal, mayonesa de cilantro y copos de bonito; buñuelo negro de bacalao con alioli de lima; croqueta ibérica de taberna; pincho moruno con patatitas paja; mini bocata de panceta con rúcula y salsa de chipotle; mini mollete de calamares con alioli de lima y, de postre, mini torrija de horchata.

Además, el menú también incluye una consumición (vino, cerveza, refresco, agua mineral o café/infusión). Todo, por un precio de 35 euros. No dudéis en haceros con vuestra entrada a través de este enlace: merece la pena vivirlo (y saborearlo).

Si aún no conocéis Revoltosa Prado... ya estáis tardando. El local abrió sus puertas en noviembre de 2018 en uno de los enclaves más bonitos (y castizos) de Madrid, la calle Prado, 4, que en su día acogió el mítico Salón del Prado, café concierto que se convirtió en sede de la bohemia madrileña de los años 80. Hoy, vuelve a ser un punto imprescindible para visitantes y locales, movido también por la música más auténtica.

Una taberna tradicional madrileña en las primeras horas del día. Una coctelería relajada y hedonista al caer la noche. Gracias a locales como este, el Barrio de las Letras se ha ido desprendiendo poco a poco de su sambenito de 'barrio para turistas', y ha sido recuperado por los madrileños gracias a locales como este, viviendo su particular edad de oro. Ahora, esta nueva experiencia a mitad de camino entre lo artístico y lo culinario terminarán de consagrar a Revoltosa Prado como uno de los 'must' más imprescindibles del centro de la capital. Olé... y buen provecho.