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  1. 'Der Krieg', de Otto Dix

    Otto Dix fue voluntario de guerra, y a partir de su experiencia como ametrallador, recreó el horror del frente en este tríptico, conocido como 'Der Krieg'.

  2. 'Autorretrato', Ernst Kirchner

    Un autorretrato vestido de soldado, prueba irrefutable de que Kirchner también fue voluntario de guerra. ¿Sabíais que lo licenciaron porque sufría crisis nerviosas?

  3. 'El funeral', de Georg Grosz

    Cuerpos distorsionados, esqueletos, un funeral grotesco con tonalidades dramáticas. El expresionista Georg Grosz recreó un desfile mortuorio, y se lo dedicó al psiquiatra y escritor Oskar Panizza.

  4. 'El soldado herido', Chagall

    Un dibujo a tinta de Chagall, donde no hay cabras, ni violines, ni el Arcoíris. Solo un soldado con la cara torcida y la dentadura negra que parece que de ver tantas entrañas repartidas por el campo de batalla ha perdido la cabeza.

  5. 'Gassed', de J. S. Sargent

    Aquí tenéis un friso que Sargent pintó por encargo, en la recta final hacia el armisticio. La escena es macabra: un grupo de soldados marchando en rebaño sobre los cuerpos caídos de los camaradas después de un ataque de gas mostaza. Pelos de punta.

  6. 'La noche', de Max Beckmann

    Estamos en el barracón de enfermería, a punto de perpetrar una carnicería encima de la mesa de operaciones. Ya se nota que Max Beckmann sirvió de médico durante la Primera Guerra Mundial. Años más tarde, los nazis lo tacharon de degenerado.

  7. 'La tormenta', de Kokoschka

    También llamado 'La novia del viento', el óleo del artista y poeta Oskar Kokoschka evoca con fuerza y dramatismo el amor por una mujer –Alma Mahler–, y también por una Europa triunfalista que estaba a punto de hundirse.

  8. 'La Gran Guerra', de Joe Sacco

    Ni una palabra y 24 hojas para retratar con pelos y señales el primer día de la batalla de Somme, en julio de 1916. Este hito ilustrado es obra del gran Joe Sacco.

100 años de la Gran Guerra

Hace un siglo de la Primera Guerra Mundial y queremos hacer un repaso de toda la cultura que ha generado. Arte, libros, cine, música… ¡a las trincheras!

Escrito por
Time Out Madrid editors
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Algunos libros indispensables

14

14

Jean Echenoz avanza entre una dispersión indescifrable de muñones, balas y casacas con galones, por todos los países que fueron escenario de la Gran Guerra. Impresionante.

Adiós a todo esto

Adiós a todo esto

Casi todo el mundo se espera a estar en la línea de la senectud para escribir unas memorias. Robert Graves lo hizo con 35 años. Pero lo que había visto valía por un siglo.

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¡Puta guerra!

¡Puta guerra!

De las estrategias militares del Batallas del Marne hasta las trincheras del Somme. Jacques Tardi, el maestro de la viñeta francesa, saca en este cómic su mejor artillería.

Adiós a las armas

Adiós a las armas

Ernest Hemingway se fue a luchar al frente italiano, siguiendo una campaña de la Cruz Roja. Una década después publicó esta obra maestra.

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La iniciación de un hombre

La iniciación de un hombre

Son los diarios personales de John Dos Passos, autor de 'Manhattan Transfer', que también se alistó en el ejército. Terrible cómo describe la masacre.

Sin novedad en el frente

Sin novedad en el frente

Es el 'best-seller' de la Gran Guerra. Su autor, Eric Maria Remarque, describe el olor de la muerte con una frialdad terrible, a través de los ojos de un soldado de infantería.

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Viaje al fin de la noche

Viaje al fin de la noche

Céline nos explicó las aventuras de un recluta que está hasta los bemoles de ver sangre y vísceras y decide desertar. Esta era su primera novela.

Poemas de guerra

Poemas de guerra

El inglés Wilfred Owen es el poeta de la guerra por excelencia. De hecho, murió en el frente. Leed un par de versos. Os dejará con la boca abierta.

10 películas esenciales

'La gran ilusión', de Jean Renoir

'La gran ilusión', de Jean Renoir

Si, llegados al final, en esta vida se me concediera un último deseo, pediría poder morir ante Julien Carette medio travestido cantando 'Marguerite' a sus camaradas. Pediría pasar un rato en los barracones de aquel campo de prisioneros alemán que Erich von Stroheim, cuello almidonado y monóculo, gobernaba con mano dura. Y pediría, también, ver por última vez a Jean Gabin, con un abrigo de lana hasta los pies, huyendo por las estepas suizas, con la nieve hasta las rodillas.

'Senderos de gloria', de Stanley Kubrick

'Senderos de gloria', de Stanley Kubrick

Aquí tenéis a Kirck Douglas, inconfundible, con su hoyuelo en la barbilla y una boina metálica que parece un orinal. Es el coronel Dax, el alto mando encargado de liderar las tropas francesas en una ofensiva suicida hacia las líneas enemigas que augura acabar en fracaso estrepitoso, con escabechina y festival de tripas. Ya se sabe que Kubrick era un gran amigo de los imposibles. Y este buen hombre de mentón cuadrado que buscaba la victoria no es ninguna excepción.

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'Capitán Conan', de Bertrand Tavernier

'Capitán Conan', de Bertrand Tavernier

La armada oriental ha arrasado el Sokol. Los soldados germánicos van descalzos. Bulgaria se ha rendido. Esta guerra está jugando su última partida. Y el capitán Conan, que es como un vikingo, hace temblar a su paso la carroña humana que se pudre dentro de las trincheras. Bertrand Tavernier adapta una novela de Roger Vercel y hace una película increíble, con Philippe Torreton, ultrapeludo, corriendo como una cabra, campo a través.

'Vida y muerte del coronel Blimp', de Michael Powell

'Vida y muerte del coronel Blimp', de Michael Powell

El título viene de unas tiras cómicas de David Low que se hicieron populares en los años 30. La cosa iba de un militar gruñón, orgulloso de su esnobismo británico, que se iba a luchar contra los turcos y pedía si podía entrar dentro del tanque con los espolones de ir a montar calzados. Powell y Pressburger, el inigualable tándem de 'Narciso negro' y 'Las zapatillas rojas', lo convirtieron en una película apoteósica, con un Technicolor saturado de caerse de culo.

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'El gran desfile', de King Vidor

'El gran desfile', de King Vidor

Un clásico del cine mudo que me gusta, y mucho, porque aparte de fusiles y bayonetas también hay chucherías. Lo estáis viendo en la imagen: un oficial de infantería, con la clásica gorrita que parece hecha de papel maché, y una campesina recién caída del guindo van ligando como lémures mientras juegan a estirar los restos húmedos de un chicle de fresa. La pena es que este joven recluta con tan buena planta perderá una pierna en combate, y quedará mutilado para siempre. Bueno, ya lo dicen, que las heridas hacen al veterano.

'La reina de África', de John Huston

'La reina de África', de John Huston

Esto son palabras mayores. Humphrey Bogart es el capitán de una pequeña embarcación ruinosa. Bebe como un cosaco, y es poco amigo de la máquina de afeitar. Katharine Hepburn es una misionera que lleva el vestido abrochado hasta por encima de la barbilla, y unas faldas que le llegan al suelo. Ambos escapan entre los cañaverales, río abajo, huyendo de las malditas tropas alemanas. ¿Puede haber tensión sexual en un momento como este? Miradla, y después me lo explicáis.

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'La Gran Guerra', de Mario Monicelli

'La Gran Guerra', de Mario Monicelli

Incluso Mario Monicelli, el maestro de la comedia italiana, director de 'Rufufú' y amigo íntimo del gran Totò, hizo una película sobre la Primera Guerra Mundial. Él, por la parte que le tocaba: la del frente italiano y la batalla del Piave, donde el ejército está dejando aniquilar a un ritmo galopante. Sin embargo, entre el casting está Vittorio Gassman, un idealista declarado inútil a la primera batida militar, al que destinan como mensajero de trincheras. Se hace extraño decirlo, pero entre amputaciones y vísceras quizás incluso os reiréis un poco.

'Lawrence de Arabia', de David Lean

'Lawrence de Arabia', de David Lean

Y de Italia a Oriente Medio, en plena rebelión de las tribus árabes. Esta la habéis visto medio millón de veces: es una habitual de las sobremesas del sábado. Sale Peter O'Toole cabalgando como un relámpago por el desierto apoyando a los sublevados para fastidiar a los otomanos, y también Omar Sharif con pinta de recién salido de las 'Mil y una noches'. David Lean se inspiró en las memorias de T.E. Lawrence, 'Los siete pilares de la sabiduría'. O sea que sí, que está basada en hechos reales.

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'El precio de la gloria', de John Ford

'El precio de la gloria', de John Ford

Por más que os cueste de creer, John Ford no se pasó la vida jugando a indios y vaqueros. Esta joya pasa en Bar-de-Duc, en la región de la Lorena, del año 18, entre los estruendos de los últimos cañones de la guerra. No esperéis, sin embargo, encontrar ningún héroe. Aquí los soldados llevan el uniforme desabrochad, se emborrachan, se hacen la puñeta y de vez en cuando van a festejar con las camareras. Son los más vagos del frente. Por eso los encuentro irresistibles.

'Deathwatch', de M.J. Basset

'Deathwatch', de M.J. Basset

A menos que después de ver 'Zombis nazis' pensaseis que de aberraciones históricas ya ibais bien servidos, os recomiendo fervientemente esta gamberrada que roza los límites de la ciencia ficción. Todo ocurre dentro de una trinchera que se va comiendo indiscriminadamente a sus ocupantes, sean alemanes o los aliados. Es como un agujero negro. O, mejor aún: las puertas del infierno. Sea como sea, mejor dejarse reventar los huesos por una bomba. Como mínimo, dirán que habéis muerto por la patria.

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