Tartar de salmón o de buey, sardinas y boquerones a la parrilla, tabla de quesos… Mucho picoteo y mucho gin tonic vas a encontrar si subes a la séptima planta del hotel. Ático, recogido y noble (siempre elegante la madera), perfecto para los atardeceres primaverales o para tomarse un zumo natural cualquier mañana.