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Un hombre fiel

Louis Garrel: "Como decía Truffaut, el cine siempre gana a la vida"

Entrevistamos al gran seductor del cine francés a propósito de su segunda película como director, 'Un hombre fiel'

Escrito por
Josep Lambies
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Siento una debilidad casi adolescente por Louis Garrel desde que, hace ya muchos años, le vi friendo huevos con conducta lasciva en esa cocina tan poco aireada del París del 68 que aparecía en 'Soñadores'. Después vino 'Los amantes habituales', dirigida por su padre, Philippe Garrel, y él salía tumbado en un sofá, con una camisa blanca, una chaqueta de terciopelo y un aire arrogante, en una fiesta en la que sonaban los Kinks y todo el mundo bailaba a lo salvaje. Es el gran seductor del cine francés y puedo confirmar que cuesta resistirse a sus encantos también en persona. Hoy me siento a charlar con él de 'Un hombre fiel', su segunda película como director, donde también interpreta al personaje protagonista, Abel. 

Me encanta cómo 'Un hombre fiel' va transformándose a cada escena. Empieza como un drama sentimental, después se convierte en un 'thriller' con cadáver y asesino y luego pasa a una comedia amorosa con una retranca muy cínica.
Escribí el guion a cuatro manos con Jean-Claude Carrière, que era como un sueño adolescente hecho realidad. Con mi primera película, 'Dos amigos', ya me había echado un cable en algunas escenas, y al proyectarla ante el público pude comprobar que sus aportaciones fueron un factor clave, porque era precisamente lo que emocionaba y hacía reír, lo que activaba a la gente. Cuando le fui a ver para proponerle colaborar en 'Un hombre fiel' yo solo tenía una sinopsis, una línea argumental.

¿Cómo fue ese proceso de escritura?
Con Jean-Claude empezamos a manipular esa idea y la sacudimos hasta crear una especie de cadáver exquisito. La película empieza con una escena de ruptura amorosa sin escrúpulos, en la que una mujer le dice a su novio que lo deja porque está embarazada de su mejor amigo. Después nos encontramos ante una comedia burlesca y después ante una trama de misterio, donde hay una viuda negra con un niño que se siente atraído por las pulsiones de muerte. Para Jean-Claude, el elemento sorpresa era primordial.

Háblame de ese niño, Joseph (Joseph Engel), tan obsesionado con las historias truculentas. Cada día va la comisaría a que le informen de los casos de homicidio.
A mí no me gustan esos niños que salen en algunas películas que es como si intentaran ser adultos. No creo que a un niño haya que robarle la infancia. Nos imaginamos un personaje muy raro, muy fantasioso, un poco incómodo y con un imaginario extraordinario, un niño a quien le cuentan una historia de crímenes y enseguida sabe quién es el asesino. El niño es esa presencia inquietante.

La viuda negra de 'Un hombre fiel' es Laetitia Casta, tu esposa en la vida real. ¿Para ti es fácil trabajar con gente tan cercana?
En este caso fue fascinante. Yo a Laetitia la conocí como actriz antes que como pareja. Pero es cierto que de pronto, en esta película, en el set la veía transformada, como si la persona con quien yo comparto mi intimidad tuviera una parte oscura de la que hasta ese momento me hubiera mantenido alejado. Cuando ella actuaba y yo miraba tenía la sensación de ser un marido espía, un voyeur. Y ella era una reina, una soberana, Minerva en estado puro. 

Te preguntaba eso de trabajar con gente cercana por una razón evidente. Tú eres hijo de Philippe Garrel, director de cine de la generación que sigue a la Nouvelle Vague. Llevas actuando en películas de tu padre desde que tenías 6 años.
A veces mis recuerdos de infancia se confunden con las películas de mi padre. A veces me asalta una imagen del pasado y no sé si pertenece a una escena familiar o a un rodaje. Ya no sé qué pasó de verdad y qué es una ficción. En 'Les baisers de secours', que es de finales de los 80, yo tenía en efecto 6 años. Ahí aparecían mi padre, mi madre, mi abuelo y la exmujer de mi padre. Toda mi familia.

¿Haber crecido en una familia de cine puede ser perturbador?
Todavía ahora, a veces, por la noche estoy durmiendo y tengo la sensación de que alguien sigue filmando, alguien que también puede escuchar mis sueños. Como decía Truffaut en 'La noche americana', el cine siempre gana a la vida. No es que los que trabajamos en este mundo no tengamos vida privada, pero cuando entras en un proceso de rodaje le estás regalando el espacio del subconsciente a la película.

De las películas que has hecho con tu padre hay una, 'Los amantes habituales', que para mí es muy importante. Cuando iba a la universidad en todas las fiestas nos poníamos la canción de The Kinks y os imitábamos.
¿De verdad? Me encanta. También para mí es una película importante. Cuando mi padre la estaba escribiendo me llamó Bertolucci para hacer 'Soñadores'. Las dos películas pasan en el Mayo del 68. Como Philippe, mi padre, no tenía dinero me pidió que al acabar de rodar con Bertolucci me llevara el vestuario, que lo aprovecharíamos en 'Los amantes habituales'. No sé si te has fijado pero llevo la misma americana en las dos películas.

¿Cómo fue participar en esas dos fantasías del Mayo del 68 en tan poco tiempo?
El caso de Bertolucci es emocionante, porque él no estuvo en París en el 68. En aquel momento estaba rodando 'Partner', una película con Pierre Clémenti basada en una novela de Dostoievsky. Clémenti iba a París regularmente y le contaba a Bertolucci lo que estaba ocurriendo. Para Bertolucci, el Mayo del 68 fue como un fantasma. Siempre se arrepintió de no haber estado ahí. Por eso su película, 'Soñadores', es un sueño. Philippe, en cambio, vivió el movimiento desde dentro. Fue muy divertido para mí estar entre esas dos perspectivas de la época.

Volvamos a 'Un hombre fiel'. Háblame de las voces en off de los personajes, que a lo largo de la película se van alternando para contar la historia.
La voz en off es un recurso que me gusta mucho porque solo le puede pertenecer al cine. En ningún otro lugar podemos hallar una voz que contradiga lo que vemos en la imagen. A mí me apetece hacer un cine narrativo, del estilo érase una vez. La voz en off me permite hacer elipsis, cambiar de registro, montar un relato coral con mucha facilidad, como un juego. También me permite acercarme a los sentimientos más retorcidos con total ligereza.

¿Es importante buscar la ligereza del sentimiento?
Mi primera película como director, 'Dos amigos', tenía un imaginario un poco Patrice Chéreau o André Téchiné, esas películas en las que hay una fiebre del sentimiento y siempre hay alguien preguntando "¿Me quieres? ¿Por qué no me quieres?". En 'Un hombre fiel' quise que esos mismos sentimientos sucedieran a un nivel menos declarativo. Que estuvieran ahí pero en sordina. Milan Kundera, no recuerdo en qué novela, escribe: "¿Qué es más profundo, la ligereza o la gravedad?". Y yo creo que la respuesta es la ligereza. Mira el cine de Truffaut, que nunca escatima lo trágico, lo cruel, lo violento, y aún así en sus películas uno querría quedarse a vivir. Endulza la forma, la hace más amable, pero jamás nos niega que este es un mundo duro.

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