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Ray Wise

Entrevistamos a Ray Wise, el padre de Laura Palmer en 'Twin Peaks'

El actor nos habla de su papel en 'The chain', la nueva película del español David Martín-Porras, y comparte con nosotros algunos de los recuerdos más terroríficos de su carrera

Escrito por
Josep Lambies
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Hay algo diabólico en el rostro de Ray Wise, en sus ojos y en su sonrisa. Todos lo recordamos como el Leland Palmer de 'Twin Peaks', llorando a moco tendido el día que el cadáver de su hija apareció flotando en el agua, envuelto en una crisálida de plástico, con la piel azul y las pestañas escarchadas. Su presencia es inquietante. Lo podéis comprobar en 'The chain', una película del español David Martín-Porras, donde interpreta a un anciano demente y agresivo con mucha elegancia.

Tu personaje es un hombre monstruoso, siempre en las sombras, que maltrata a su mujer y a su hijo. Es un secundario, pero aún así es la esencia del mal en la película.
La historia de 'The chain' es de por sí intrincada, compleja. Nunca sabes qué es real y qué no, y pasa lo mismo con mi personaje, que a veces es como una alucinación, un fantasma que aparece en una pesadilla, sentado junto a tu almohada. Es un hombre con una enfermedad mental, o eso dicen los médicos, y eso también lo sitúa más allá de los humanos. Cada escena tiene varios puntos de vista, varias realidades que coexisten, y cuesta discernir con lucidez las luces de las tinieblas.

¿Te gusta interpretar a personajes demoníacos?
Por supuesto. ¿A ti no te gustaría? Porque yo me lo paso muy bien. Para mí es mucho más emocionante hacer de un malvado que de un personaje blanco. Lo de hacer de un malo también tiene su riesgo, porque puedes caer en la caricatura, y entonces fracasas. Supongo que mi cara ayuda. Tengo una cara propensa a los personajes perturbados y viciosos.

No me parece que sea una casualidad que Adrienne Barbeau, mítica actriz de John Carpenter, de películas como 'La niebla', haga de tu mujer en la película. ¿Podemos interpretarlo como un homenaje a dos personalidades del cine de terror?
Yo lo veo así. Creo que hay una tradición detrás de nosotros. Y Adrienne y yo tenemos una historia juntos. Habíamos coincidido por primera vez en 'La cosa del pantano', en 1981. Ella era adorable, una mujer de acción, con mucha fuerza. No necesitaba ni dobles de riesgo. Y me enamoré de ella como un loco, aunque tuve que mantenerlo en secreto, porque ella estaba casada con Carpenter y yo no tenía nada que hacer. El rodaje fue muy exigente. Estábamos en una zona pantanosa de Carolina del Sur, en un lugar llamado Magnolia Plantation, donde había caimanes, serpientes de agua, mosquitos carnívoros y un calor insoportable. Lo hicimos con mucha pasión. Ahora esa película es un clásico.

Hablando de clásicos, ¿cuáles son las películas que marcaron tu infancia, las que te convirtieron en el actor que eres?
La serie B de los 50. Películas como 'El monstruo del lago negro' me provocaron un gran impacto. La primera vez que la vi tenía 9 años y me dejó huella, sobre todo por sus efectos especiales, tan artesanales y rudimentarios, pero desde un punto de vista artístico mucho más interesantes que cualquier CGI. Además, me puso los pelos de punta. A mí me encantan las películas de terror, me encanta sentir esos escalofríos en mi espalda, es algo que me hace sentir muy vivo. Y por eso también me gusta hacer pasar miedo a los espectadores.

¿Cuándo decidiste ser actor?
Viendo a Marlon Brando en 'La ley del silencio'. Yo era muy pequeño. Evidentemente, no imaginaba lo que podía suponer el camino de la interpretación, ni me interesaba la fama. Pero supe que quería ser un actor profesional. Y creo que he conseguido ser lo que quería ser. He hecho más de cien películas, he estado en Broadway y en el Off-Broadway, he hecho obras de Shakespeare y de Molière y he salido en tantas series de televisión que ya he perdido la cuenta.

Ha llegado el momento de que te pregunte por 'Twin Peaks'. ¿Cómo fue estar en el set original, a principios de los 90?
'Twin Peaks' me brindó la mejor época de mi vida. Al principio veía al personaje de Leland Palmer como un padre en duelo, que lloraba a su hija, y fue así cómo lo hice evolucionar. Ese sentimiento le empuja a actuar de un modo cada vez más raro e incomprensible. El mundo que describe David Lynch es muy inquietante, porque a primera vista todo parece muy normal y cotidiano, pero por debajo siempre hay algo que se pudre. Con 'Twin Peaks' hicimos algo muy grande, algo que no se había hecho nunca en televisión y en horario de máxima audiencia.

¿Es fácil entrar en los universos siniestros de Lynch?
Sí, porque él te lleva de la mano. Pero es cierto que los que estábamos en 'Twin Peaks' no sabíamos hacia dónde avanzaría aquella historia. Cada semana recibíamos los guiones. Era como la vida misma, porque tú te levantas una mañana y no sabes qué te ocurrirá ese día. Cuando leí la verdad sobre mi personaje, cuando me enteré de quién era realmente Leland Palmer, tuve un shock.

¿Te pilló por sorpresa?
Sí, y fue algo traumático. Necesité una larga conversación con David Lynch para llegar a entenderlo y poder asumirlo, porque me rompió el corazón. Es uno de los golpes más duros de encajar que he recibido en mi vida.

¿Qué pensaste cuando supiste que habría una tercera temporada, 25 años después, como había advertido el fantasma de Laura Palmer?
Pues me pareció bien, era una temporada visualmente impactante y salvaje en todos los sentidos. Pero me hubiera gustado que Leland Palmer tuviera más presencia. Mi único deseo sería ese, que me hubieran dejado salir un poco más.

¿Tú tienes pesadillas?
No, pero sueño mucho. Cuando era adolescente sí tenía algunas pesadillas terribles. Ahora solo son fantasías agradables. Supongo que estoy en paz conmigo mismo. El único sueño fastidioso que tengo a veces es ese en el que estoy sobre un escenario y noto que he olvidado mis líneas. Pero es tan típico en los actores que no creo que haga falta mencionarlo. Además, a mí estas cosas no suelen pasarme. Tengo una memoria casi fotográfica con los textos. A veces he hecho culebrones en los que me he tenido que aprender 30 páginas enteras de diálogo de un día para el otro. No me cuesta. Es como si lo escaneara en mi cerebro. Se me da mal, en cambio, recordar los nombres de la gente. 

Ya que te llamo desde Madrid, me gustaría preguntarte cómo ha sido trabajar con David Martín-Porras, un director español. 
Me encantó. Es un chico muy apasionado, sabe lo que quiere y tiene una gran imaginación. Le espera un gran futuro y yo ya le he dicho que puede contar conmigo para todas sus películas. Aunque, por cierto, yo todavía no he tenido ocasión de ver 'The chain'. ¿Tú sí?

Sí.
Vaya... ¿Y estoy bien en ella?

Por supuesto.
Estuve en Madrid un par de veces, creo que la última fue en el 91, durante la promoción de 'Twin Peaks'. Recuerdo que teníamos unos apartamentos al lado un sitio que se llamaba El Corte Inglés. Supongo que Madrid habrá cambiado mucho, como todas las ciudades. Espero poder volver algún día.

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