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Jeff Bridges

Jeff Bridges: "He comprobado que un ladrón de bancos puede ser una buena persona"

Entrevistamos al actor, que está a punto de estrenar 'Malos tiempos en El Royale', y nos descubre secretos desconocidos de 'El gran Lebowski'

Escrito por
Josep Lambies
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Su reputación lo precede. Jeff Bridges fue El Nota de 'El gran Lebowski', con el porro en la boca y esa horquilla que le sujetaba la melena grasa cuando jugaba a los bolos. También fue el cowboy del parche en el ojo en 'Valor de ley' y el cantante folk errático de 'Corazón rebelde'. Ahora lo veremos en 'Malos tiempos en El Royale', la última película de Drew Goddard, donde interpreta a un sacerdote en busca de un tesoro enterrado bajo el suelo de madera de una habitación de hotel. Así es cómo suena al otro lado del teléfono.

Sé que te inspiraste en un cura real, al que conociste hace años. ¿Quién era?
Pues un hombre encantador, bonachón, con el que coincidí cuando estuve en un campo de entrenamiento base del ejército. Yo quería darle al personaje ese punto de ternura. En mi cabeza lo mezclé con otro tipo, un amigo maravilloso, muy simpático. Ya murió. Se llamaba Eddie Bunker y era atracador de bancos.

¿Puedo preguntar cómo conociste a Eddie?
Era mi asesor en una película que hice en los 90, 'Corazón roto', en la que yo llevaba el pelo muy largo. Bunker también era actor y escribió un libro que se llama 'No hay bestia tan feroz'. Con él comprobé que un ladrón puede ser buena persona.

Siempre te inspiras en personas reales para crear un personaje. ¿Quién es el hombre detrás de El Nota de 'El gran Lebowski'?
Te lo diré. El Nota soy yo. A mí me recordaba a mis años de juventud, un poco mezclado con algunos de mis amigos de la época. No sé si sabes que mucha de la ropa que llevaba era mía, cosas viejas que tenía en el fondo del armario.

¿Debo suponer que el White Russian es tu cóctel favorito?
Ah, no, eso no. A mí el vodka me gusta con hielo y sin mezclar. Lo de echarle leche me sabe a postre, a pastelito de nata, no a trago de alcohol.

Volvamos a 'Malos tiempos en El Royale'. Ocurre en los años 60, en un hotel cuyas habitaciones están vigiladas con micros y cámaras. ¿Tú sabías que ese hotel existió?
Nunca estuve ahí, pero se cuentan historias, hay muchos secretos y conspiraciones, sobre Kennedy y sobre la muerte de Marilyn. Era un resort que se llamaba Cal Neva, en el lago Tahoe, cerca de la frontera entre California y Nevada. Ha estado mucho tiempo cerrado y ahora lo quieren volver a abrir al público.

En la película es un sitio increíble, con esas habitaciones lúgubres, ese pasillo secreto y ese bar con luces de colorines.
Era magnífico. Martin Whist, que hacía el diseño de producción, recreó todos los detalles. El aparcamiento, los neones, el vestíbulo. Para los actores era muy estimulante estar en un decorado como ese. Además, lo pasamos en grande. Ahí estaba Cynthia Erivo, que en los tiempos muertos nos cantaba temas de los años 60, para crear ambiente. Era como tener música de jukebox siempre en marcha. 

La película recuerda a films de Tarantino como Los odiosos ocho, por aquello de los personajes encerrados en un espacio. ¿Cómo funciona aquí la suma de humor y sangre? 
Como en la vida misma. La vida es una combinación de estos elementos. No hace falta exagerar ni añadir nada. Lidiamos a diario con la comedia y con la violencia. Todo depende de dónde pongamos el foco de atención.

Eres un rostro habitual del western moderno. Pienso en títulos de los últimos diez años, como 'Valor de ley', por ejemplo, o 'Comanchería'.
Mi relación con el western se remonta a mi infancia, a mi padre, Lloyd Bridges, que también era actor y había aparecido en 'High noon' y otras película del oeste. Lo recuerdo vestido de vaquero. Y me recuerdo a mí de niño poniéndome sus botas con espuelas. Que luego me metiera en la piel de personajes como el pistolero Wild Bill Hickok fue cerrar el círculo.

¿Qué hacías de niño? ¿Leías cómics? ¿Jugabas a indios y vaqueros?
Es divertido que me preguntes eso. Recuerdo, por ejemplo, que me hacía el enfermo cada vez que echaban 'King Kong' en la tele, para no ir a la escuela. Me refiero a la antigua, la de la RKO. Después, en los 70, yo participé en un remake de la original y fue mágico. Además, y ya que hablábamos de westerns, tuve una etapa obsesiva con 'Los 7 magníficos', que también tiene un eco en 'Malos tiempos en El Royale'.

Humor y sangre, decíamos. ¿Con qué sensación crees que saldrá el público del cine?
Para mí, 'Malos tiempos en El Royale' es una historia de redención. Explica que todos podemos perdonarnos, que siempre hay un fondo de bondad. Es un relato violento, pero con amor.

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