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Se trata de un hotel boutique abierto en 2017, aunque por su tamaño, tan solo 30 habitaciones -algunas con terraza privada-, y ubicación, en el corazón de Malasaña, puede que lo confundas con un hostal. Basta entrar para salir de dudas y comprobar que su decoración, muy actual, tremendamente funcional, llamativamente colorida y salpicada de obras de arte -su propietaria es una apasionada por el arte-, nos llevan directos a otras grandes ciudades del estilo de Nueva York, donde este tipo de alojamientos son tendencia. Tiene un patio interior, 'lounge bar' al más puro estilo 'speakeasy y -gracias a un acuerdo con el cercano Gymage Lounge-, piscina y gimnasio, para quienes no puedan dejar de hacer deporte in estando de vacaciones.