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5 motivos para no perderse las fotografías de Isabel Muñoz

Escrito por
Josep Lambies
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Hacía unos días que la exposición 'La antropología de los sentimientos' había inaugurado en Tabacalera. Nosotros fuimos a verla este último fin de semana, y no sé ni cómo esperamos tanto. Desde entonces no logro pensar en otra cosa. Isabel Muñoz, galardonada con el Premio Nacional de Fotografía en 2016, nos aproxima a lo desconocido improbable, la cicatriz sobre la carne, la mutilación autoinfligida, casi siempre en un primer plano obstinado. Aquí os damos cinco razones para que visitéis esta retrospectiva tan completa que seguro que os retorcerá las tuercas. Tenéis tiempo hasta el 16 de junio. Recordad que el recinto es de libre acceso.

1. La antomía fascinante. "Por repulsivo que sea un monstruo, la tarea de describirlo es siempre más repulsiva", escribía el poeta Paul Valéry. Isabel Muñoz se lo toma al pie de la letra, y en su serie 'Metamorfosis' se acerca a estos rostros taladrados, dolientes, mutados, como animales fantasiosos que te miran desde el fondo de su gruta oscura. Son los tatuajes, los injertos subcutáneos, las perforaciones, pero también la sangre apostillada, las heridas que no saben cerrarse, esos labios con más clavos que la cama de un faquir. Y en los ojos, todavía el temblor de una lágrima furtiva. De este modo nos obliga a preguntarnos: ¿Dónde está el límite en la representación de lo humano? 

2. Una espada en la boca. Entramos en la exposición y lo primero que vemos es una instalación de vídeo multipantalla, que es carnívora y angustiada como los lienzos de Francis Bacon. Lo que muestra son coreografías de 'buto', esa danza japonesa tradicional que se conoce como ritual de los cuerpos oscuros. El bailarín Kudo San pierde la respiración como si se estuviera despojando de su piel de mortal, y se retuerce sobre un fondo negro como si caminara sobre un suelo de brasas. Más allá, nos encontraremos con esta serie de retratos tomados durante la celebración de unas prácticas taoistas ancestrales que buscan purificar el alma a través de la autolesión: los que las ejercen, se atraviesan las mejillas con dagas y katanas. He aquí un ejemplo.

3. Las 'hijras' o la creación del tercer sexo. La transexualidad ocupa un lugar fundamental en la obra de Isabel Muñoz. Pero en su proyecto 'Hijras' da un paso más allá. En la tradición hindú, las 'hijras' son seres increíbles, también definidas como el 'tercer sexo', la casi mujer. En el año 2012, a través de distintas asociaciones que velan por la seguridad de la gente trans en India, logró fotografiar a algunas 'hijras' en unos posados majestuosos que son una auténtica obra de arte, puro esplendor. Aprovechando el momento que vivimos, ahora que el feminismo en su vena más 'queer' intenta arremeter de una vez por todas contra todos los patrones obsoletos y en el que por fin la gente lee a Virginie Despentes, es necesario que todo el mundo conozca estos trabajos.


4. La hermosura del BDSM
. Dentro del discurso sobre el cuerpo, la líbido también se abre camino. Esta exposición es, claro, una oda a los cuerpos diferentes que se buscan y se interpretan, que se construyen y se rearticulan rayando el abismo de la Nueva Carne, pero también que se disfrutan. Isabel Muñoz huye de lo convencional y por eso, desde hace años, en su estudio de Madrid organiza sesiones de sadomasoquismo que fotografía para enseñarnos que los caminos del placer no tienen límites, acariciando con ternura lo que para muchos es extraño, ajeno, perverso, con una sensibilidad tan delicada que hasta esas uñas de acero arañando una espalda desnuda en actitud de sometimiento son una invitación al goce.

5. Lo que nadie cuenta. Ya veis que Isabel Muñoz ha viajado por todo el mundo, buscando con su ojo de halcón. Ha fotografiado los rituales que llevan a cabo los nativos de la Pachamama rebozados en arcilla con máscaras espectrales que representan a sus antepasados y también las pinturas, marcas y quemaduras que las tribus de Kenia se aplican sobre la piel como signos identificativos. Aparte, y en otro orden de cosas, en la exposición veréis el cortometraje documental 'La Bestia', un testimonio terrible, tomado desde los vagones de un tren que cruza Méjico de Sur a Norte, lleno de inmigrantes que van de América Latina a los Estados Unidos. Por el camino son saqueados, apalizados, mutilados, torturados. Muñoz hizo ese recorrido con su cámara, desafiando todos los peligros, aceptando el riesgo, para traernos esta pieza excepcional, indignante que es un descenso a los infiernos. Todos tendríais que verla.

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