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5 motivos para ver '(Des)encanto', de Matt Groening

Escrito por
Josep Lambies
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Predijo el futuro en 'Futurama' y ha conjugado un presente muy continuo a lo largo de los 30 años que hace que 'Los Simpson' están en antena. Ahora le tocaba explorar al pasado. Así es cómo el dibujante Matt Groening ha dado a conocer al mundo el estreno de su nueva serie, '(Des)encanto', cuya primera temporada llegará a Netflix el viernes 17 de agosto. Nosotros hemos visto los dos primeros episodios y os damos cinco razones para que os hagáis fans.

1. Es una sátira medieval. Mazmorras y armaduras, reyes coléricos con impulsos sanguinarios, carros en los que se amontonan los cadáveres víctimas de la peste. '(Des)encanto' es una serie de animación situada en la Edad Media, en un tiempo en el que los leprosos iban con la ropa hecha trizas arrastrando una campanilla y en el que abundaba la magia negra. No faltan referencias a la épica de factura contemporánea, chistes para los fans de 'Juego de tronos' y algún que otro encuentro con la mitología del Medievo. Es bastante genial la escena en la que los bravos caballeros de la corona quieren hacer el amor con una manada de morsas, confundidos por sus cantos de sirena.

2. La protagonista es una princesa borracha. Pero vayamos a trapo. '(Des)encanto' empieza con una pelea tabernaria, en los bajos fondos de una villa feudal, donde se sirven jarras de cerveza y se juega a las cartas. Ahí encontramos a la protagonista, una princesa que ha rasgado sus enaguas y se ha arrancado el corsé, porque lo que le gusta es ir a divertirse con el parroquiano de a pie. Es una muchacha albina, pecosa, de dientes leporinos y totalmente alcoholizada, que anda por palacio tambaleándose con una botella en la mano, en compañía de un elfo cachondo y de un diablillo bizco negro como una sombra. Habrá sal gorda, humor deslenguado y sensación de resaca.

3. Tiene detalles de lo más gore. Os advertimos de que aquí, quien más quien menos, todo el mundo acaba atravesado por el filo de una espada. Encontraremos un monstruo paliducho que se pasea en taparrabos con un puñal clavado en cada ojo, un príncipe que muere desangrado en un altar y una eterna guerra entre ogros y gnomos en la que hay catapultas con munición viva. En el segundo episodio nos veremos en la guarida de un brujo alquimista que rapta seres fantásticos y les extrae la sangre para conseguir el elixir de la eterna juventud. Y en todas partes hay hombres decapitados cuyas cabezas, todavía goteando, nos observan pinchadas en un palo desde ambos lados de los caminos reales.

4. Había que crear algo nuevo. 'Los Simpson' han sido importantes para varias generaciones, como una segunda familia. Todos recordamos al señor Burns con sus mocasines saltarines y el día en el que Homer se lió a tortas con Bush padre forma parte de nuestra historia. Pero ha llegado el momento de reconocer que han quedado anticuados. Su costumbrismo es de otra época. Marge es una ama de casa de los años 80, pero no del 2018, y cuesta creer que el director Skinner, con su aspecto de cuarentón, sea un veterano de Vietnam. Iba siendo hora de que Groening le regalara al mundo algo nuevo. 

5. En horario no protegido. Corren buenos tiempos para la animación para adultos. Recientemente hemos visto 'Big mouth', una serie tronchante sobre el trance de la pubertad, donde aparte del esperable cóctel de adolescentes pajilleros bañados por el pringue de sus poluciones nocturnas también se habla de la masturbación femenina y de la búsqueda de la identidad sexual, y donde incluso hay un tampón gigante que canta una canción sobre el flujo menstrual. Y hemos visto 'Animado presidente', una caricatura bastante genial de Donald Trump con su pelucón oxigenado y sus ganas locas de dominar el mundo. Con sus anteriores creaciones, Groening abrió un poderoso camino. Es de justicia que le sea devuelto el aplauso.

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