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'El regreso de Mary Poppins' es la peli de las Navidades

Escrito por
Josep Lambies
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En el año 1964, Mary Poppins salió de la casa de los Banks con su maleta estampada, abrió su paraguas con cabeza de loro y se fue volando hacia las nubes. Después, nadie más supo de ella. Hasta ahora. El 21 de diciembre Disney estrena 'El regreso de Mary Poppins', dirigida por Rob Marshall y protagonizada por Emily Blunt. No tenemos ninguna duda de que será el bombazo de las Navidades, de que no habrá niño en edad fascinable ni padre nostálgico que se la pierda. Nosotros ya la hemos visto y os contamos algunos secretos.

1. Agarrada a una cometa. La película original, la que hacía Julie Andrews, acababa con el señor Banks y sus dos hijos cantando 'Let's go fly a kite' con su cometa verde, mientras saltaban por las calles adoquinadas de Londres. 'El regreso de Mary Poppins' nos sitúa 20 años después. La misma cometa, que lleva todo ese tiempo olvidada en un desván, acaba en manos de otro niño que se la lleva al parque. Empieza una tormenta, sopla un viento huracanado. El niño, sin soltar el hilo que ahora se pierde entre los nubarrones, se ve arrastrado por el barro. Justo cuando parece que un relámpago lo va a partir en dos, se abre el cielo y ahí vemos a Mary Poppins descendiendo de un rayo de luz, agarrando con el guante blanco la punta de la cometa. Dan ganas de arrancarse a aplaudir sobre la butaca.

2. El niño que uno lleva dentro. Tal vez en su momento visteis 'Salvando al señor Banks', con Tom Hanks en el papel de Walt Disney y Emma Thompson encarnando a P.L. Travers, la autora de la novela 'Mary Poppins', cuyo mensaje venía a decirnos que Mary Poppins no había bajado de su nube para ayudar a Jane y a Michael, sino a su padre, convertido en un banquero gris y serio que había perdido a su niño interior. La peli era un poco ñoña, pero su visión de la historia tenía un punto amargo interesante, que en esta secuela se hace evidente. Han pasado 20 años, decíamos. El señor Banks y su esposa ya han muerto, y sus hijos se han hecho mayores. Jane es una mujer soltera y, con el mismo espíritu reivindicativo de su madre sufragista, lucha por los derechos de los sintecho. Michael acaba de enviudar, tiene tres hijos a los que alimentar y, para colmo de males, está a punto de perder la casa. Hay un aire fatalista que lo cubre todo.

3. Ansiosa por la magia. A pesar de su fama de niñera estricta, está claro que Mary Poppins se moría de ganas de volver a ser supercalifragilística, de ir a la caza del zorro, de meterse en las chimeneas y de merendar en el techo. La sonrisa picarona de Emily Blunt no puede disimular que esperaba impaciente su regreso. Por eso, el ritmo al que hace magia es desbordante. Sacará un delfín de la bañera, montará en una calesa conducida por un perro con levita y chistera y montará en bicicleta con todos los faroleros de Londres. En su bolso sigue habiendo sitio para muchos trucos alucinantes. Y su reflejo en el espejo todavía le guiña el ojo. Lo mejor de la película, por cierto, es cuando se mete dentro del dibujo de un cuenco de porcelana, y entra en un mundo que combina acción real y animación, donde los pasos suenan como si alguien golpeara un jarrón con la uña. Ahí aparecen unos cuantos 'cartoons' clásicos de Disney entre los que reconoceréis a los míticos pingüinos camareros.

4. Un 'La la land' familiar. Semanas antes de su estreno, 'Mary Poppins' ya se presentaba como una de las favoritas a los Globos de Oro en la categoría musical. Con partitura de Mark Shaiman, que ha escrito temas tan pegadizos como 'Can you imagine that?' y 'Nowhere to go but up', se ha asegurado la jugada. Pero lo más interesante es que, como 'La la land', es un homenaje a los musicales familiares que Disney hacía en los años 60. Eso explica, por ejemplo, cameos como el de Angela Lansbury, protagonista de 'La bruja novata' y, también, voz de la tetera de 'La bella y la bestia', que aparece vendiendo globos de colorines en un banco del parque. O el de Dick van Dyke (en la foto), el padre simpático de 'Chitty chitty bang bang' y el comparsa de Julie Andrews en la 'Mary Poppins' original, que a sus 93 años se marca un baile subido a una mesa que es digno de envidiar.

5. Qué alegre ilusión es ir con Mary. No sé si es cierto aquello de que Mary Poppins es prácticamente perfecta en todo, pero si algo no se puede negar es que esta película es una celebración de la inventiva, una puerta de entrada a los reinos de la imaginación. Nos reencontraremos con el almirante Boom, postrado en una silla de ruedas, disparando su viejo cañón para dar la hora. Descubriremos a Meryl Streep, que vive en un callejón sin salida, en una torre de ladrillo que cada segundo jueves de mes se da la vuelta, y el techo queda abajo y el suelo queda arriba. Y veremos a un montón de faroleros trepando por la fachada del Big Ben con sus escaleras de mano, como una alusión a aquella escalinata de humo negro que se formaba en el atardecer naranja, sobre la catedral de St. Paul, cuando Julie Andrews daba un golpecito con la punta del paraguas. Vuelven los viejos tiempos.

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