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'Call me by your name' es la mejor película del 2018

Escrito por
Josep Lambies
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No hace ni una semana que cambiamos el año y ya estoy convencido de que he visto la mejor película que se va a estrenar este 2018. Os parecerá osado por mi parte, pero soy tipo de convicciones fuertes. 'Call me by your name', del italiano Luca Guadagnino, es tan pura maravilla como la lluvia en Sevilla. Se estrena el 26 de enero. Para que la espera no sea tan dura, he estado bosquejando algunos apuntes de todo lo que me ha hecho sentir. Ahí van mis impresiones. 

1. El verano del amor. Estamos en verano del 83, en una villa perdida entre los campos de algún lugar del Norte de Italia, en unas vacaciones que por un momento parece que van a durar para siempre. Paseamos entre árboles frutales, albaricoques y melocotones. Las bicis de rueda estrecha entran y salen del jardín a la hora de la siesta. En la mesa del desayuno, bajo una parra, hay un cuenco con huevos pasados por agua. Baños en las acequias. Moscas en los manteles.

2. La belleza del deseo. 'Call me by your name' es la historia de un primer amor, entre un chico de 17 años y un hombre de unos 30. Mejor dicho, es una película sobre la belleza del deseo, desacomplejado, lejos del trauma. Es un relato homoerótico, pero dista mucho de referentes magnos como 'Brokeback mountain' y 'Carol'. No existe la parte del rechazo social. Tan solo dos cuerpos que se abrazan sobre las sábanas de una cama recién hecha, entre el polvo de un palomar, sobre la hierba amarilla.

3. La hermosura de los hombres. El personaje central es Elio (Timothée Chalamet), un chico de ojos limpios e infinitos, siempre enfundado en un bañador mojado. Toca el piano y lee las novelas de Joseph Conrad con los pies en remojo en el frío cauce de un arroyo, su rincón secreto. Todavía tiene cuerpo de adolescente, costillas y ombligo, cruzado por esa línea curva imaginaria de las estatuas praxitelianas que desde los créditos iniciales nos ofrecen su sensualidad marmórea.

4. La arqueología del arte. Parece un detalle anecdótico, pero no: el padre de Elio es arqueólogo, experto en arte clásico. Dirige una unidad que busca tesoros de la Antigüedad en el fondo del agua. Oliver (Armie Hammer) es su mano derecha. Hay una escena maravillosa, en la que unos buzos rescatan un dios de bronce con el brazo roto que se perdió en un naufragio. Los personajes esperan a bordo de una barca, anticipando ese hallazgo fascinante que pronto va a emerger en la superficie.  

5. La luz del sol. O el tiempo contenido en cada imagen, como un espejismo de la eternidad. Las veladas con las ventanas abiertas, el ruido de un transistor, los baños en el río, los bailes en las fiestas del pueblo, entre bombillas de colores y guirnaldas. El amanecer, con su luz pálida como la piel de un limón, que acaricia a los amantes por la mañana en su alcoba. Luca Guadagnino nos trae el color de unos días maravillosos, placenteros, que por un momento creímos que no iban a acabar nunca.  

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