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Halmma, el nuevo templo de los masajes que no es un spa (pero lo parece) en Chueca
Halmma by Hamman Al-Ándalus

Mucho mejor que un spa: descubrimos un nuevo (y diferente) templo de masajes escondido en Chueca

Pura contemplación y serenidad, totalmente alejado del concepto de circuito de aguas y donde (todavía) no hay turistas

Noelia Santos
Escrito por
Noelia Santos
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Chueca acaba de estrenar un nuevo centro de masajes y bienestar wellness, con un diseño tan ideal y un interiorismo tan cuidado que te sumerge en algún lugar perdido (y muy relajante) de la Antigüedad. Y aunque todo gira en torno al agua, no tiene nada que ver con un spa urbano (al menos no con los que tienes en la cabeza). Se llama Halmma y aunque es el hermano pequeño de Hamman Al-Andalus (todo un icono de la calle Atocha), "crea un nuevo concepto de servicio que se aleja del concepto spa", mucho más cosmopolita y menos moruno que un hamman tradicional. Nos colamos en el interior de este nuevo templo urbano del bienestar que acaba de llegar a la calle Barquillo para averiguar por qué es el sitio que todos quieren conocer en el barrio (antes de que se llene de turistas).

Si "Hamman es evocación", donde se potencia la evasión y la experiencia hedonista, "Halmma te lleva directo hacia una sensación de contemplación, de pura esencia, buscando una conexión más profunda", nos confirman desde la empresa. Basta poner un pie en su recibidor para comprender que su propuesta rompe con todos los conceptos de masajes habituales. Un espacio diáfano, con estética de derribo, muy alejada del diseño industrial pero muy cercana a la de la artesanía (pared de ladrillo original recuperado, guijarros y lascas de pizarra, piezas de cobre traídas de diferentes partes del mundo, un tronco de madera rescatado de un viaje a la deriva en el mar...), capaz de envolverte en una atmósfera mucho más profunda, casi histórica, y, sin embargo, cosmopolita.

Eso por fuera, porque por dentro, en Halmma todo gira en torno al agua y sus sensaciones, provocando una experiencia sensorial de lo más íntima que se disfruta en privado (individual o en compañía). Y esa es la gran novedad frente a otros spas en los que la experiencia se organiza en torno a un circuito compartido.

Halmma, el nuevo templo de los masajes que no es un spa (pero lo parece) en Chueca
Halmma by Hamman Al-Ándalus

Las cabinas son estancias oscuras (paredes de ladrillo y suelo de cemento con una iluminación muy suave y ténue) más parecidas a una cueva húmeda que a un habitación con camilla (sustituida por una estructura de piedra). Y el masajista, un anfitrión al servicio del usuario, que es quien elige el tipo de tratamiento (a elegir entre tres, y todos con el agua como elemento principal). Antes, un baño en una pileta instalada en la propia habitación, con vistas a un patio interior, el perfecto aperitivo a una experiencia de calma y serenidad única, y a la altura de las expectativas, que durante una hora y media te hace olvidar lo que hay al otro lado de estas paredes levantadas en el corazón del Chueca. 

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