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La nueva reinvención de Maribel Verdú

Escrito por
Time Out Madrid
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Una sorpresa (más quince)
La expresión sigue dando un poco de rabia, siglos después de que alguien la acuñase, seguramente para referirse a Madonna, pero también es cierto que sigue siendo válida: hay actores y actrices que tienen la suerte, el talento, la habilidad y la permeabilidad de saberse reinventar sin parar. Que saben y pueden encontrar su lugar en la industria audiovisual y son fichados y recuperados por las nuevas generaciones sin ser olvidados por sus descubridores. No es la primera vez que esta jugosa cuestión de las reinvenciones aparece por estas modestas líneas de ‘Time Out’, pero es que no lo he podido evitar. Ni lo he querido. El motivo tiene un nombre y un apellido: Maribel Verdú. Una Verdú que, después de 35 años de carrera, ha conseguido la proeza de sorprender a un servidor, que, más o menos, ya lo ha visto todo, y de todos los colores, tamaños y longitudes. La película de la actriz se llama ‘El doble más quince’ y se estrena este próximo viernes.

Una película ‘caprichosa’ para obviar
Debemos recordar que, semanas atrás, Maribel Verdú fue ‘recompensada’ por el colectivo Catacric con el premio YoGa a la peor actriz por su interpretación en un infame thriller de Gerardo Herrero llamado ‘El asesino de los caprichos’. Bien mirado, pagaron justas por pecadores. Porque lo que era una chapuza era el guion de la peli, y la dirección, y el montaje, y la música... y todo. En ‘El asesino de los caprichos’, tanto Verdú como Aura Garrido, como Daniel Grao hacían lo que podían, flotaban mientras el barco de la presunta intriga se hundía, casi desde el primer minuto, como el Titanic. Queridos y admirados compañeros de Catacric, ¡os equivocasteis de objetivo! También entiendo que premiar a Verdú garantiza más titulares y muchísima más visibilidad en todas partes. 

Las pequeñas historias escondidas de Rueda
Pues después del desastre de Herrero, cuando tú ya temías por el prestigio de su veterana protagonista, va la Verdú y estrena ‘El doble más quince’, una road movie (a pie) en la que es dirigida exquisitamente por un hombre que también reinventa los géneros. En su caso, las historias de amor. El director se llama Mikel Rueda y, en 2014, estrenó ‘A escondidas’, donde nos explicaba la peligrosa relación entre dos chicos adolescentes. Era una ‘love story’ incomprendida e interrumpida, hecha más de miraditas furtivas que no de hechos y polvos. Los protagonistas eran Germán Alcarazu y Adil Koukouh. Ahora, Alcarazu vuelve a rodar con Rueda un relato pausado y sensible que le empareja con una Maribel Verdú que busco sexo y encuentra amor; busca carne fresca y encuentra palabras bonitas; busca dar una alegría a su cuerpo y encuentra tiempo para reflexionar sobre la vida con un adolescente desconocido que la escucha y la lleva a una fiesta llena de alegría y colores. ‘El doble más quince’ es una peli que dialoga (otro tópico) con una de las maravillas del cine español del año pasado: ‘La virgen de agosto’, de Jonás Trueba. La de Trueba transcurría en Madrid. La de Rueda, en Bilbao, entre sus calles, edificios e inhóspitas zonas de las afueras.

Fresca y atrevida
Maribel Verdú es como la Marisa Paredes de ‘Petra’: una actriz que se atreve a pisar terrenos peligrosos pese a tener la vida solucionada y sin tener necesidad alguna de arriesgarse. Figura bien pagada de la tele con series para estrenar y para rodar, nos da una lección de frescura en ‘El doble más quince’. No dejéis pasar la ocasión de aplaudirla, porque no es la Maribel de ‘Salsa rosa’, ‘La buena estrella’, ‘El laberinto del fauno’, ‘Y tu mamá también’ o ‘Blancanieves’. Es otra, diferente, luminosa, poderosa. Reinventada, vaya. ¡Bravo, Maribel!

Por Pere Vall

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