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Cuando la nieve desaparezca, llegará la jungla y sus animales exóticos. Y sus cócteles (uno hay que tomarse que los prepara Daniel Regajo, antes en buenos sitios como StreetXO), su ambiente relajado de día y animado de noche, sus postres coloristas y una carta llena de aciertos. A los fogones está el joven chef Andrés Castaño, reclutado del aplaudido Cebo de Aurelio Morales (1 estrella Michelin). Con estos mimbres, muchas plantas y un espacio amplio/cómodo han armado Jorge Rivero Prados y Noel Duque Martínez el nuevo place to be de la capital (aunque entrando en materia es, sin duda, algo más que eso). En los bajos de la plaza de Colón se esconde esta selva tropical, de tintes coloniales, el mejor refugio para olvidarse del invierno, una escapada lejos del asfalto ahora que apenas podemos viajar.
Se llama Papúa pero su carta no es tan viajera. Se asienta en bocados reconocibles y bien ejecutados. Desde una ración de logradas croquetas y una ensaladilla de pulpo ahumado a platos mayores como unos raviolis de langostinos al estilo Robuchon a un arroz bomba mantecado y picanha de vaca rubia gallega madurada 180 días de LyO, sello de garantía para todo buen carnívoro. De hecho, la brasa tiene un importante protagonismo en la propuesta culinaria. Por ahí pasan unas kokotxas, unas mollejas o unas carabineros XXXL... Hay sentido y producto en esta nueva apertura. Y, aunque la clientela es muy heterogénea, mucha gente guapa.