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En Madrid, el consumo de alcohol en la vía pública está sancionado desde 2002. Una ley antibotellón que pretendió acabar de raíz con una realidad muy asentada en determinados barrios del centro de la ciudad durante los años 90. Con el tiempo, y aunque el fenómeno no ha desaparecido del todo, fueron quedando atrás aquellos macrobotellones.
Con los nuevos rebrotes del coronavirus, el Ayuntamiento vuelve a pisar el acelerador en su lucha contra el botellón. En lo que va del mes de julio, el Consistorio ha puesto 4.835 multas por beber en la vía pública. El dato contrasta con las sanciones impuestas entre marzo y abril, cuando se tramitaron únicamente 686 expedientes. En mayo y junio, ya en plena desescalada, la cifra se disparó hasta los 8.755, en una tendencia ascendente que ha continuado en julio. Ahora, desde el Consistorio se anuncia que se reforzará aún más la vigilancia. Los agentes, además, aplicarán la instrucción del Gobierno regional de evitar las reuniones de más de diez personas y se asegurán de que se cumpla el uso obligatorio de las mascarillas.
La incidencia del botellón va por barrios. El distrito Centro encabeza la clasificación con un total de 3.505 multas por beber en la calle desde marzo, seguido por Usera (2.127), Carabanchel (1.353), Villaverde (1.301) y Latina (1.173). En el otro extremo están Barajas (57), Moratalaz (136) y Vicálvaro (136). "Vamos a prestar especial interés en esta cuestión porque lo que parece que están mostrando los datos es que es uno de los puntos donde se puede estar produciendo algún tipo de contagio, por lo tanto la Policía Municipal claro que va a incrementar esa prestación y esa atención a los botellones", declaró este miércoles la portavoz municipal y delegada de Seguridad, Inmaculada Sanz.