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Marc Chagall. Le Marchand de bestiaux [El vendedor de ganado], c. 1922-1923. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024.  © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Philippe Migeat
Marc Chagall. Le Marchand de bestiaux [El vendedor de ganado], c. 1922-1923. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Philippe Migeat

El grito de libertad de Chagall, en Fundación MAPFRE

La muestra ‘Chagall. Un grito de libertad’ hace un repaso por las desgarradoras obras del gran artista ruso, pinturas que encierran un conmovedor testimonio de nuestro tiempo. Una oportunidad de que observéis Occidente desde un nuevo prisma

Time Out en colaboración con Fundación MAPFRE
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Hablar de Marc Chagall (1887-1985) es hablar de la historia del siglo XX, contemplarla a través de su pintura, comprenderla y escucharla con un grito de libertad que brota de cada una de sus obras. El pintor ruso quedó profundamente marcado por sus duras vivencias: atravesó dos guerras mundiales y un exilio, transitando por el mundo desde su infancia en la Rusia blanca, hasta Francia, de Alemania a Palestina, de Estados Unidos a México, hasta instalarse finalmente junto al Mediterráneo.

La obra de Chagall es la encarnación del desarraigo y la migración, una revelación que podéis visitar en 'Chagall. Un grito de libertad', hasta el 5 de mayo en Fundación MAPFRE (Paseo de Recoletos, 23. Madrid).

La exposición, fruto de la colaboración entre La Piscine – Musée d’Art et d’Industrie André Diligent (Roubaix), Fundación MAPFRE y el Musée National Marc Chagall de Niza, plantea un amplio recorrido por el arte del pintor ruso desde la perspectiva de su idealismo sin condiciones, su inamovible creencia en la paz universal y, en consecuencia, su firme compromiso sociopolítico.

Os damos las claves para descubrir la nueva lectura de la obra de Chagall y empaparnos de su arte, hasta el 5 de mayo en Fundación MAPFRE.

Pintar para escapar de la realidad

Marc Chagall. Estudio para Révolution [Revolución], 1937. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Bertrand Prévost
Marc Chagall. Estudio para Révolution [Revolución], 1937. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Bertrand Prévost

Chagall fue un artista temprano que desafió las convenciones de sus raíces judías hasídicas para crear sin limitaciones. Estas restringían la representación de imágenes tridimensionales para evitar la idolatría y quizás por eso su pintura siempre se ciñó a la representación figurativa, a la que dotaba de elementos mágicos y ensoñaciones fantásticas que le permitían huir de su compleja realidad.

Las dos guerras mundiales, la persecución nacionalsocialista al pueblo judío y el exilio marcaron al pintor. En la muestra de Fundación MAPFRE conoceréis por primera vez la obra del gran artista ruso en su contexto histórico y biográfico con un recorrido cronológico y temático por su obra, centrándose en la postura del artista ante todo lo que le tocó vivir.

Con más 160 obras, 'Chagall. Un grito de libertad' presenta sus pinturas y más de 90 documentos, en su mayoría inéditos, procedentes del Archivo Marc e Ida Chagall. Además de una selección de los escritos del artista en yidis, su lengua materna, en la que expresaba preferentemente sus compromisos políticos y humanistas.

Así, en las obras que realiza en los años 20 y 30 se respira el clima de tensión y antisemitismo que invadía Europa. Durante la posguerra, el pintor crea obras como 'El éxodo', con la que busca recordar y testimoniar para que la historia no se repita.

Nostalgia del hogar

Marc Chagall. Homme-coq au-dessus de Vitebsk [Hombre-gallo sobre Vítebsk], 1925. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Archives Marc et Ida Chagall, Paris
Marc Chagall. Homme-coq au-dessus de Vitebsk [Hombre-gallo sobre Vítebsk], 1925. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Archives Marc et Ida Chagall, Paris

A causa de las contiendas, Chagall tuvo que exiliarse en múltiples ocasiones, viviendo a caballo entre Rusia, Francia y Estados Unidos. Ese desarraigo alimentó la nostalgia que sentía por Vítebsk, su hogar y ciudad natal.

El pintor representó tanto Vítebsk como la comunidad judía allí asentada en varias de sus obras a lo largo de toda su trayectoria. Inspirado por el lubok (ilustración tradicional rusa) y la imaginería popular, conjuga estos aspectos con distintos motivos de su familia y su tierra natal.

El tratante del ganado, el barbero, los músicos itinerantes, los mendigos o el rabino errante inclinado sobre la Torá. Chagall pinta a Vítebsk y sus habitantes, representaciones de sí mismo y de su esposa Bella, en escenas que recogen el amor por su hogar.

Chagall se autorretrataba con distintos álter egos, como el ángel, el gallo, el asno, el macho cabrío o la cabra. El primer autorretrato figurativo del autor data de 1907 y podéis verlo en la exposición de Fundación MAPFRE. Se retrataba casi siempre con rostro juvenil, a menudo pintando frente al caballete o con la paleta, y mirando al espectador.

Además, a partir de 1910 Chagall comienza a pintar Luftmensch: seres volantes que, en su condición viajera de un lugar a otro sin permanecer en ninguno de forma estable, se relacionan íntimamente con el proceso de expatriación del artista. Ejemplos de ello son El violinista verde y el Hombre-gallo sobre Vítebsk. 

El sufrimiento: crucifixiones y calvarios

Marc Chagall. Résurrection [Resurrección], 1937-1948. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © RMN-Grand Palais (musée Marc Chagall) / Gérard Blot
Marc Chagall. Résurrection [Resurrección], 1937-1948. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © RMN-Grand Palais (musée Marc Chagall) / Gérard Blot

En mayo de 1911, gracias a una beca, Chagall se traslada a París. En la capital se relaciona con otros artistas como Fernand Léger, Amedeo Modigliani, Max Jacob y Guillaume Apollinaire, y experimenta con los preceptos del cubismo y del futurismo.

A su regreso a Rusia para encontrarse con Bella, en 1914, le sorprende la guerra. En este periodo realiza la serie de dibujos a tinta china que plasman la dramática realidad de la contienda: la marcha de combatientes y a los soldados heridos. En pinturas como El vendedor de periódicos o La gaceta de Smolensk, se aleja del tono lírico.

En 1912, Chagall pintó por primera vez un calvario cuyo protagonista era un Jesús judío, y no cristiano, que llevaba un talit o paño de oración alrededor de las caderas en lugar del paño blanco y la corona de espinas. 

Chagall continuó con la temática religiosa, representando a este Cristo judío en varias ocasiones, tras la conocida como "noche de los cristales rotos". De esta manera, el pintor identificaba el sufrimiento de Cristo con el de toda su comunidad.

Este sufrimiento se materializó en actos, como cuando en 1933, meses después de la llegada de Hitler al poder, el partido nacionalsocialista quema su obra El rabino. También fue expuesto en la muestra 'Entartete Kunst (Arte degenerado)' en 1937 como un ejemplo de la putrefacción del arte moderno.

Rusia y la modernidad de esta cultura

Marc Chagall. Le Salut [El saludo], 1914. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Philippe Migeat
Marc Chagall. Le Salut [El saludo], 1914. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024. © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Philippe Migeat

En 1917, Chagall acoge con gran entusiasmo la revolución bolchevique y, un año más tarde, es nombrado Comisario de Bellas Artes de la región de Vítebsk. Tras realizar los decorados para la celebración del primer aniversario de la Revolución de Octubre, funda una escuela popular de arte y un museo.

En noviembre de 1920, el pintor es invitado a colaborar con el Teatro Nacional Judío de Cámara de Moscú, en el que todas las obras se interpretaban íntegramente en yidis, lengua de los judíos originarios de la Europa central y oriental. Chagall realizó siete paneles para las paredes de la institución que versaban sobre el tema de la proyección universal de las artes y la modernidad yidis: la Introducción, largo friso de más de siete metros, cuatro alegorías de las artes (La danza, El teatro, La música y La literatura), El amor en escena y El banquete de bodas. En Fundación MAPFRE podréis ver varios estudios preparatorios de estas pinturas que, juntas, formaban una obra integral conocida como "la cajita de Chagall". 

Marc Chagall. Commedia dell’arte, 1959. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024
Marc Chagall. Commedia dell’arte, 1959. © Marc Chagall / VEGAP, Madrid, 2024

Mensajero de la paz

A su regreso a Europa en 1948, instalado ya en Francia, Chagall comienza a erigirse como un mensajero de la paz a través de su pintura. Se dedica a proyectos con la paz como eje, como las vidrieras para la sinagoga del hospital Hadassah de Jerusalén (1962) o los tapices y mosaicos para la Knéset, el Parlamento israelí, en la misma ciudad (1967). Sin olvidar sus proyectos de vidrieras para la sede de las Naciones Unidas en Nueva York (1963-1964) y la capilla de los Cordeleros de Sarreburgo (1974-1976).

El pintor regresa a la Biblia y expresa su alegría y urgencia de vivir en sus proyectos artísticos. Ahora, podéis recorrer junto a sus obras la vida de un artista que fue testigo pictórico de nuestra historia, un grito a la libertad en la obra de Chagall que se expone en Fundación MAPFRE hasta el 5 de mayo.

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