De cabeza al mar


No hay mejor manera de comenzar una ruta que dejarse abrazar por el mar. Porque aquí la cocina marinera no es solo una tradición: es una forma de entender el mundo. En puertos efervescentes como el de Sant Carles de la Ràpita o en otros como el de L'Ametlla de Mar, un pintoresco pueblo de pescadores, la actividad pesquera sigue marcando el pulso de la vida local y dando sentido a una gastronomía que es puro Mediterráneo.
Uno de los mejores lugares para adentrarse –literalmente– en el mar es Musclarium, un proyecto que invita a subir a una embarcación y navegar hasta las bateas donde se cultivan mejillones y ostras. La salida parte de la bahía de Alfacs, un lugar paradisíaco donde, entre estructuras flotantes y con el Delta del Ebro como telón de fondo, se descubren los secretos de estas delicias marinas mientras se disfruta de una copa de cava y una degustación sobre las propias aguas.