1. Caja de Cerillas
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Reseña

Caja de Cerillas

5 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • precio 3 de 4
  • Chamberí
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Hay desembarcos discretos que llaman rápido la atención y cuya chispa prende por el boca oreja. Asociación rápida de ideas: la oreja frita de esta casa de comidas con maneras ilustradas… Ahí lo dejamos, juzgad vosotros. En una esquina achaflanada de Donoso Cortés, arrabal del tuétano foodie de Olavide y resto de hotspots chamberileros, Enrique Valentí se aposta tras la escueta barrera de su cocina medio abierta. Uno de los Hermanos Vinagre (como credencial más conocida) fija definitivamente su guarida en Madrid tras varias décadas de oficio en Barcelona. En Caja (fina) de Cerillas, literalmente diminuta, día y noche lo lleva dando todo desde su reciente apertura. No se esconde, trajina sin parar y lidera un equipo que practica una coreografía de servicio que cumple con las contadas mesas vestidas con mantel y organizadas para aprovechar el espacio al máximo. La bancada tapizada ayuda al acomodo.

El telón de por medio hace ganar privacidad desde la calle. El vino y los destilados rellenan las baldas pegadas a las cristaleras. Las paredes se engalanan con cartas de restaurantes ilustres. Y la librería culinaria revela el fundamento de la casa. La clientela, no muy juvenil, entra con curiosidad, como si se descubriese de repente en salón de casa ajena. Hay quien se queda a la copa de sobremesa y la insonorización permite las confidencias y hasta alguna reunión en grupo. 

Valentí quiso hacerlo sencillo y reconocible a sabiendas de que muchas veces eso es lo que resulta más complicado. La carta es manejable, con mucho para compartir y se divide en tapas, primeros, principales, algo de brasa (tipo butifarra) y postres. De entrada, puede que una copita de fino Maestro Sierra al alimón de una anchoa de aliño estimulante (5 €) junto a rebanadas de pan con tomate. Las judías verdes y patata chafada con jamón (14 €) atemperan el cuerpo a todo confort aunque la cantidad de mayonesa que las cubre invita a reservarse. Con ellas, buscaba un plato hogareño tipo trinxat que al principio no pedía nadie. Hasta que tuvo efecto mimético y ya no para de salir.

Estas concesiones más catalanas son meros guiños ante la voluntad de fijar una mirada castiza. Como con la tajada de bacalao con salsa de piparra (8 €). Brillante por dentro y de rebozado ligero y crujiente que hace recordar a Casa Labra. Muy estético es el plato de espárragos blancos con una vinagreta cítrica (15 €) de lo más resultona. 

Cómo será la fuente de oreja con patatitas paja y salsa brava (18 €), de generosa y de crujiente irresistible, que la mete entre principales junto a los macarrones de campo y los escalopines con alcaparra. Por completar, las judías blancas con almejas (26 €). Mejor dicho, al revés, almejas con mongetes (otro guiño), un poco de guindilla y rematado el guiso con palo cortado. Enrique también quería huevo y patata pero bien hecho, no como se suele ver por ahí. Así que se desmarca con el ritual de mezclar ambas cosas en un bol al que añade gambas al ajillo. Por copas, Ultreia, Leirana, Marqués de Murrieta o San Cobate, en representación de una carta de vinos que se da un garbeo por Francia.

Ya vemos que es casi obligado ir con escolta para no quedarse cortos ni largos. Y para no dejar de pedir al menos un par de postres (9 €), como el flan, las fresas marinadas y sorbete de albahaca como refrescante victoria, o el buñuelo frito de anís relleno de crema, como original recordatorio de un Madrid extinto. 

Detalles

Dirección
Donoso Cortés, 8
Madrid
28015
Transporte
Canal (L2 y L7)
Horas de apertura
Lu a Vi. 13:00 a 15:30 y 20:00 a 22:45
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