Dónde disfrutar (y mucho) comiendo con las manos

La identidad está bien visible en Falafelería. “Colgamos fotos de nuestras ciudades, Jerusalén y Tel Aviv. En una aparecen los abuelos de Lotem, mi pareja. Nos dieron muchas lecciones de humildad y algún secreto para preparar recetas extrapicantes”, apunta divertido Shai. Con su horario non-stop y el dogma saludable-fresco-sabroso, aquí encontraréis quizás el mejor y más generoso falafel de la ciudad.

Ternera y cordero de calidad, en porcentajes bien gestionados, reinan en Shawa, donde se evidencia un esmerado trabajo de fondo. La carne reposa un día en una marinada casera, con una decena de especias, y el pan se hace a diario en un horno de piedra. Tarik, siempre afable y con el cuchillo afilado –nada de esas ruidosas máquinas para cortar masas informes de dudosa condición–, no suelta la receta de la salsa especial. “Nunca te cansas de comerla, ¿eh? Tiene más sabor que picante, no esconde la comida. Aunque yo prefiero la ensalada de col como acompañamiento y luego añado picante al gusto”. Él y sus socios han viajado mucho por países árabes probando cada shawarma. “Somos fans y queremos enseñar su verdadera expresión”.

Hasta Grecia se ha venido a poner su granito de arena a Lavapiés, nuestro verdadero barrio cosmopolita donde los haya. Fue en 2016 cuando este restaurante especializado en souvlakis (pequeños trozos de carne y verduras que rellenan una masa de pan de pita, a modo bocadillo, con salsas como la famosa tzatziki), abrió sus puertas aquí trayendo con éxito esta especialidad del país mediterráneo. No es un kebab, aunque guarde algunas similitudes, ni un restaurante griego al uso. Es el primero en Madrid que se focaliza en este plato en concreto, a la manera de siempre o siguiendo algunas otras recetas creativas. Su creador, Zanasis Skopelitis, eligió a los mejores proveedores griegos, escogió un visible y luminoso esquinazo en este, uno de los barrios de moda, y conquista a todos con sus elaboraciones totalmente artesanales, de ahí su sabor. La carta no es muy amplia. Cuenta con algo más de una decena de opciones, cinco de ellas son estos famosos souvlakis (del griego ´souvla´, que significa `pincho´) y otras tantas son los mismos souvlakis pero servidos en formato ración. A esto se añaden un par de ensaladas de su tierra como la Dacos, preparada con pan integral, tomate, feta, cebolla morada y hojas de alcaparra de Leros, y un yogur griego de postre que no es casero pero está delicioso. Más allá del souvlaki de cerdo o pollo, merece la pena probar los más originales, como el de hamburguesa de ternera y cordero, huevo y mostaza, con un irresistible toque picante; o el de chorizo

Manteniendo su puesto en Yatai Market, los chicos de Smok Mok se aventuraron hace tres meses a abrir su propia casa.“No hacemos ramen ni baos. Intento crear bocados algo diferentes. Ahora tenemos ‘pulporra’, divertida versión de pulpo a la gallega, o un wrap de pato, un burrito oriental”, apunta Mario. Apuestan por la barra (pronto jugarán con un menú degustación) y por sugerencias semanales. Entre esas propuestas para comer con las manos aparece su Little Habana, que ya es un fijo por aclamación popular.

Cruzas la puerta de 154 Ruiz y ya te han contagiado su ritmo indómito. El pollo killin’ me man acaba de llegar haciendo honor a su nombre. Fanáticos de un buen chute de capsaicina, dejad de rastrear. Estos muslitos, gancho directo al paladar, descongestionarán vuestras fosas nasales mejor que cualquier medicamento en spray.

Ambientazo y bien picoso el que despliega siempre el equipo de Salón Cascabel. Pero si queréis rebajar el tono picante, complicado pero no imposible en un local mexicano, quedaos con su gofre de langostinos con salsa Sweet Chili Mex (miel de agave, chile de árbol y chipotle) y dip de cangrejo. Roberto Ruiz y los suyos han llevado a su terreno un sabor que descubrieron en Tailandia.

Manuel Urbano, segundo en los fogones del genial y querido Sacha, vuela ahora solo. Tiene un equipo competente y buena compañía empresarial pero el ideario es suyo. Por eso, lo que ofrece es una cocina que parte de sus orígenes andaluces para trascenderlos por la vía de lo contemporáneo y del giro personal. 

Tras cuatro años desde su apertura, el restaurante peruano Tiradito se embarca en una nueva aventura acercando a Madrid las tabernas, mesones y cantinas peruanas. Un cambio de rumbo y una propuesta gastronómica que retorna a sus orígenes, a los sabores naturales y originarios del Perú. No os perdáis su última empanadita, que viene rellena de ají de gallina con alioli de aceituna botija.

En El Ingrediente interpretan el sándwich cubano. Y es un éxito inapelable. “Empezó en carta y lo hemos mantenido fuera de carta desde hace más de un año, casi desde que abrimos. Pueden salir hasta 10 o 12 al día. Hay gente que llama para reservar y que pregunta para saber si lo tenemos. Si no está, no vienen”, comenta Miguel, que forma con David uno de los tándems que mejor toman el pulso a la temporada entre las jóvenes promesas capitalinas.