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Un suculento y sentido homenaje a su madre, Consuelo Apalategui. Eso es lo que (nos) brinda el cocinero Iñaki Oyarbide en su nuevo local, que aúna una surtida barra de pintxos (y raciones) y un sencillo comedor para disfrutar de unos platos más elaborados. Aquí se reivindica la experiencia de una vida entre fogones y el amor por la profesión. Aquí se viaja a las raíces (de un territorio), a la temporada, a los guisos tradicionales, a los sabores profundos. Producto de primer orden, dispuesto con esmero y cariño. Una casa de comidas apetecible para cualquier momento del año. Bodega corta y postres espléndidos.