El nombre no engaña. Para muchos se ha convertido en una segunda casa. Dan bien de comer, le ponen un puntito creativo a varios de sus platos, te atienden con familiaridad y la cartera no se resiente al final de la velada. La fórmula de una proporcionada calidad/precio tiene en este amable restaurantito uno de sus valedores. No por nada suele convertirse en punto de encuentro de amigos y vecinos que, repartidos en sus dos pisos, acuden a saciar sus heterogéneos apetitos en una extensa carta. Además, por 21 euros tienen un menú degustación y por 20€ te sirven su cocido en tres vuelcos.