Restaurantes y bares de Chamartín con reserva online
Hacemos una selección de restaurantes y bares en Chamartín en los que puedes reservar online. ¡No te quedes sin mesa!

Chamartín es una de las zonas de moda de Madrid, tanto para ir a cenar como para tomar una copa con amigos. Reserva online y no te quedes sin mesa.
Espacio 33
El restaurante más alto de España no está pensado para quienes tengan vértigo. Ubicado en la planta 33 de Torre Espacio, a través de sus grandes ventanales se puede contemplar unas vistas espectaculares de la ciudad y la sierra madrileña. Su cocina, de marcado carácter mediterráneo, ofrece elaboraciones clásicas con un toque de autor. No os perdáis sus Croquetas de jamón y cocido, la Tempura de verduras con emulsión de salsa tártara, el Foie casero con pasión y castañas, la Merluza con salsa de moluscos y patatas rejilla, el Steak tartar, preparado delante del cliente, o el Jarrete de ternera, la estrella de la casa. Acompañad la cena con un buen vino, podéis escoger entre las más 24 denominaciones de origen de su carta.
Miki
Directamente, sin vacilar un ápice, al top 3 de nuestros japoneses favoritos en la ciudad, más aún si valoramos su calidad-precio, a la que pocos pueden ni podrán hacer sombra. Cocina sin florituras. No esperen creaciones originalísimas, makis cargados de piruetas estilísticas ni una carta con infinitas opciones. Este es un japonés clásico, académico, que va de frente y que conquistará a los más devotos de esta comida en su versión más pura. Al pan pan. Ilustre 'back to the basics'; encontraréis algunos detalles de personalidad pero van dirigidos a encumbrar el plato, no al ego culinario. La humildad impera. A los que duden, un dato fundamental. El sushiman, más centro gravitatorio que nunca en este local, es Hiroo Miki, ex Miyama, marca querida por todos esos aficionados que buscan bocados de nivel. El oficio y esa elegancia nipona entre la sencillez y la sofisticación están asegurados. Ahora ya saben de dónde viene el nombre del restaurante. Su chef, en primer plano, camina solo. Un protagonismo que responde a una trabajada madurez y que es sinónimo de técnica exquisita, de respeto máximo por una materia prima de calidad y frescura innegociables. El local tiende a la austeridad (pocos detalles decorativos) pero el espacio está bien resuelto, posee equilibrio (una barra para cinco comensales y casi una decena de mesas –no esperen mantel de tela, el ambiente es familiar en el mejor sentido-). El comedor resulta agradable en su sencillez (quizás algo ruidoso cuando se llena)
Vaca Nostra
Varios son los establecimientos de Raza Nostra repartidos por la ciudad (si pueden, llévense a casa alguna de sus hamburguesas). Dado su éxito, han abierto un restaurante, con la alianza del chef Juan Pozuelo, donde extienden su oferta con piezas de cerdo y cordero. La atención a toda la cadena de producción, el respeto por la materia prima y todos los cortes imaginables se aúnan para conquistar el más exigente apetito carnívoro. La respetada tienda Lavinia asesora su carta de vinos.
Casa Pello
Una concurrida barra de tapeo para los fines de semana. Quizás sea por las croquetas o albóndigas de la casa pero es el cocido (a los tres vuelcos) lo que les ha convertido en un punto de referencia en la zona norte de la ciudad. Cocina de toda la vida la de este restaurante. Buenos ejemplos extraídos de ese recetario casero que se acompañan por unas exquisitas carnes a la brasa. Su terraza se llena con el buen tiempo y a la hora del afterwork.
Donde Marian
Restaurante tradicional, de los de largas sobremesas, de ascendencia vasco-navarra, de los de chuletón a la brasa, alubias de Tolosa o verdinas con almejas se reinventa, imprime toques más sofisticados a su estética y su cocina. Cambia de propietarios (no de familia), mantiene la esencia y busca nuevos clientes. Por eso, en carta entran el steak tartar, el carpaccio de solomillo con foie, el tartar de salmón y nuevas elaboraciones de temporada (bonito con salsa de mantequilla). A los postres vuelven los clásicos: arroz con leche, flan de queso alimonado (interpretación casera) y queso Idiazábal. Estos días gana muchos enteros su tranquila terraza, a la que se accede desde el interior del restaurante. Los fieles del barrio no notarán el cambio. Se mantiene la calidad del producto, el buen hacer y ese trato preferente.
Rocacho
En verano de 2017 llegó un nuevo vecino a la nutrida zona de Chamartín en torno al hotel Eurobuilding, que ya en sí mismo alberga algunos de los mejores restaurantes de la capital. Su nombre es Rocacho y su gran reclamo, la carne a la brasa. Pero no una carne cualquiera, esa que se envejece en el Capricho de Jiménez de Jamuz (León), restaurante del que un día dijo la revista Time que servía la mejor carne roja del mundo. La misma que ahora se puede tomar, por primera vez, en un espacio gastronómico de Madrid. Si quieres probar una chuleta de vaca de trabajo con 90 días de maduración, este es tu lugar. Preparada a la brasa con leña de encina, otro de los pilares de la casa. Más carne en formato carpaccio de entrecot, steak tartar o hamburguesa de buey. Y más, de otras propuestas, como unos estupendos arroces que se elaboran fieles al método levantino, de fina capa y buen fondo, pescados o un apartado de entrantes donde se despliega un poco de creatividad. En forma, por ejemplo, de una delicada lasaña de gamba roja a la brasa. Rocacho es amplio, sofisticado y acogedor. Cuenta con una gran sala en varias alturas, una estupenda terraza, también de invierno, y cocina vista, que permite ver desde el comedor cómo se trabaja en los fogones. Además, un espacio de barra donde poder disfrutar de su cocina de una manera más informal, con platillos como sus buñuelos de cecina o la ensaladilla de la casa.
Organic Market&Food
Hamburguesa dahl, bol verde de matcha, sandwhich con pan de centeno, aguacate y tofu ahumado son platos que encontrarás en este nuevo local, abierto la pasada primavera, y que podrás disfrutar en su comedor o en su agradable terraza. Alcalinizarse, depurativo, gluten free, antioxidante, sugar free, ayurvédico son algunos de los conceptos que manejan en este dinámico y multifuncional espacio que aúna restaurante, biblioteca y colmado orgánico y espacio infantil. Un lugar que predica una vida más saludable y autoconsciente con el ejemplo, desde los talleres que organiza hasta la sala de meditación instalada bajo el mismo techo. Para cuidarse por dentro y por fuera.
Urrechu Velázquez
Íñigo Urrechu (Pérez, en realidad) sigue ampliando su cartera de locales y regresa ahora desde Pozuelo al centro de Madrid, donde ya estuvo hace más de dos décadas en El Amparo. Sigue, también, rindiendo homenaje a sus orígenes, a ese pueblo al que hace referencia el nombre de sus restaurantes y su apodo, tomado casi como apellido natural. Abierto a finales de 2017, Urrechu Velázquez da un pequeño paso adelante en cuanto a lo cosmopolita, incorporando algunos toques de fuera en ingredientes y pequeños aderezos. Pero que nadie se asuste o emocione, sigue siendo lo que era, sigue siendo un clásico. Actual, pero clásico. A esa ligera renovación de aires, que no es que se echara en falta pero que nunca sobra si se lleva a buen cabo, ayuda el amplísimo local, ex Nodo, que guarda gran parte de los detalles estéticos de su último morador, The Hall, muy a lo “lounge”, versátil como para una comida de negocios o una cena en pareja, moderno, cómodo, acogedor y sofisticado. De los fogones siguen saliendo grandes estrellas de la casa, “fueras de carta” como esos huevos fritos con su puntillita, patatas, jamón y angulas al ajillo; esa ensaladilla rusa; esa otra de bogavante, vinagreta de su propio jugo y cebolleta trufada que la asidua clientela exige que no falte. También hay novedades varias. Íñigo incorpora exquisito atún rojo, por ejemplo, marinado con soja y a la plancha, con ñoquis, o en un delicioso tartar con caviar y originales aceitunas rebozadas. O una lubina que puede que o
5 cucharas
Diana Hermo aparcó los planos para meterse en la cocina con la misma pasión y respeto. Esta joven arquitecta abrió hace ya año y medio un honesto y encantador restaurante –repartido en dos plantas-, fiel al producto de mercado (tanto que un menú se llama ‘Hoy de Maravillas’, el conocido mercado situado en la zona de Tetuán). Rodeada de un equipo joven y con unas claras intenciones de mimar tanto el plato como al comensal, de cuidar la experiencia, disponen de un menú que muta a diario para ofrecer la mejor calidad en unas elaboraciones que van de la tradición a la diversión, del giro innovador al juego irrenunciable que siempre ofrece una tabla de quesos. Además de las creaciones diarias, la carta luce esos bocados que siempre apetecen, esos clásicos de nuestras casas de comidas: croquetas, tortilla de patata, pulpo… Todo esto es Tasting Bar. Pero aún hay más. Queda el Tasting room, un espacio donde la propuesta se personaliza al máximo. Coge a seis amigos (como mínimo), rellena un cuestionario con tus gustos y te prepararán un menú ajustado a tus apetencias. En la bodega también encontrarás espléndidas referencias, agradables sorpresas.
Pasta Mito
Conviene reservar si quieres comer aquí entre semana. Disponen de pocas mesas y el menú diario (pasta + carne/pescado + postre/café) posee ese punto de elegancia sencilla donde se nivelan lo casero y una materia prima excelente. En ese espacio culinario del Mercado de Chamartín su cocinero lo borda y el servicio es amable, formal, cercano. Si no trabajas/vives por la zona, una botella de vino del Friuli, su burrata y un plato de pasta siempre son un buen plan para el sábado al mediodía aunque también puedes acabar la compra del finde tomándote un spritz acompañado de un plato de antipasti al gusto. Aparte de los platos que sirven y preparan al momento, diariamente hay varias opciones para llevar: lasañas y entrantes según temporada (de caponata a su versión de boquerones en vinagre), berenjena alla parmigiana tiramisú, panacotta… En la tienda, el mostrador y las baldas lucen tentaciones irrenunciables. Pasta seca o rellena (espectacular la de burrata), embutidos, vinos, salsas, quesos… Si te asomas por este puesto, donde siempre hay una porción de pizza o una tarta esperando, no te irás de vacío. Y harás bien.