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El idiota

  • Teatro
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El idiota
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Hay que agradecer a esta adaptación de la novela de Fiodor Dostoievski que no presuponga en el público un conocimiento previo de la obra. La historia esencial, la del príncipe Myshkin, se cuenta con toda la profundidad que permiten las dos horas que dura la función. Se han rescatado los personajes principales, aunque hay algunas pérdidas (como la de las hermanas de Aglaya) que, si bien no obstaculizan la comprensión, sí impiden contrastar su comportamiento con el del ambiente.

Da igual: para los que desconocen la historia, la parábola sigue funcionando. ¿Quién no ha sentido alguna vez que su ingenuidad o su bondad era recibida como una muestra de idiotez? Ahí está la grandeza del personaje al que da vida Fernando Gil, que traspasa épocas y lugares y que logró, en la sesión a la que yo asistí, que un nutrido grupo de adolescentes aplaudiera de pie al concluir la función. 

Lo que es un acierto, sin duda, en el montaje es la elección del mobiliario. Pocos elementos, bien atrezados, dan juego durante todo el espectáculo, sin necesidad de una reproducción literal de salones, parques o apartamentos viejos. Quizá es un poco más cuestionable el uso de audiovisuales, cuya única aportación es estética, no funcional. Brillante, como siempre, Juan Gómez-Cornejo, en la iluminación: un pintor de brocha invisible que transforma en una obra de arte todo aquello que cae en sus manos.

Sin embargo, es más difícil de entender la elección del código interpretativo. Los actores lo defienden con fiereza y convicción, y es difícil no descubrirse ante Marta Poveda, quien aporta una dificilísima credibilidad a la atormentada Nastasia, o ante el propio Gil, que trufa de detalles todas sus escenas (casi lo mismo que decir toda la obra). Sin embargo, hay algo sobredimensionado, excesivo, superenergético, en todas las interpretaciones: no llega a ser un obstáculo para disfrutar la función, pero en ocasiones, como las escenas entre Aglaya y Myshkin, ese derroche se antoja innecesario.

Ya testada, como comentaba, con adolescentes, es ideal para acercarles al mundo de la novela del XIX, además de ser un cuidado espectáculo. A quien le interese el gran legado ruso, no debería perdérsela.

Autor: Fiódor Dostoyevski. Versión: José Luis Collado. Dirección y escenografía: Gerardo Vera. Intérpretes: Fernando Gil, Ricardo Joven, Álvaro Lavín, Javier Pereira, Marta Poveda, Fernando Sainz, Yolanda Ulloa, Abel Vitón.

Escrito por
Pilar G. Almansa

Detalles

Dirección
Precio
5-18€
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