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Entre tu deseo y el mío

  • Teatro
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Autor: Juan Diego Botto. Dirección: Cristina Rota. Intérpretes: Maria Botto, Carmen Balagué y Mateu Bosch.

Esta obra es un regalo que le hace Juan Diego Botto a su hermana María. No es su mejor texto, visto de lo que fue capaz en ‘Un trozo invisible de este mundo’, por ejemplo, pero desde luego es el mejor regalo que un hermano puede hacerle a su hermana. Porque ‘Entre tu deseo y el mío’ le permite a María Botto desplegar sus alas con toda su envergadura y alzar un vuelo en el que mostrar sus muchos talentos. Porque aunque hay un texto, aunque hay una dirección (eficaz, al servicio de la actriz) y aunque hay otros dos intérpretes en escena, esta obra es María Botto en todo su esplendor, conjugando matices interpretativos, demostrando lo bien que canta, manejándose en el drama, en el patetismo, en el humor y hasta en la confesión.

La confesión es, precisamente, lo que atraviesa todo el montaje. La confesión de una mujer rota, vacía, perdida, borracha, a punto de suicidarse. La confesión de una hija que no ha tenido la oportunidad de desear porque desde que tiene uso de razón vive por y para el deseo de su madre (estupenda Carmen Balagué). La madre castradora, de extracción humilde, que hizo sus pinitos como actriz, pero que ha visto en la voz de su hija un cántaro lleno de leche que, como en el cuento, se rompe una y otra vez, apuntalando su victimismo.

Mientras María se confiesa, tragando una pastilla tras otra, asistimos en flashback a algunos episodios de la relación de esas dos mujeres solas. La única intervención masculina, breve e insustancial, viene a torpedear una historia con un alegato político entre líneas que no viene muy a cuento. A no ser que sea para que, al final, hagamos un paralelismo mental entre esa hija acobardada por su madre y esa izquierda española acojonada ante la posibilidad de ganar. María sin odiar a su madre no es nada. El oprimido sin opresor al que odiar, se ha de reinventar.

Escrito por
Álvaro Vicente

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