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Hedda Gabler

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3 de 5 estrellas

Tras 'Vania', Rigola vuelve con otro clásico contemporáneo al formato íntimo, con actores y público encerrados juntos en una caja de madera de 9 x 7 metros

Este montaje ofrece, como todos, múltiples formas de ser vivido como espectador, pero fundamentalmente dos, que dependerán de si se tiene conocimiento previo de la obra en la que se basa o no. 'Hedda Gabler' es un texto del dramaturgo noruego Henrik Ibsen estrenado en 1891, un texto que, como sucedió con la Nora de 'Casa de muñecas', con 'Peer Gynt' o con el Stockmann de 'Un enemigo del pueblo', lega a la posteridad un personaje que no deja de plantear incógnitas a medida que pasan los años. 

Parece que Hedda Gabler, la hija del general Gabler, la protagonista de esta historia, representa un personaje sobre el que todavía no se había pensado demasiado a finales del siglo XIX: la mujer hastiada, la mujer que rechaza los imperativos sociales, la mujer que contesta y que grita o la mujer que no se conforma, la mujer malhumorada, la mujer inteligente… todo aquello que todavía hoy mucha gente asocia a la histeria, el capricho de la inmadurez o, directamente, la locura. 

Todo esto sucede dentro de una caja de madera de 9 x 7 metros

Sin embargo, el director catalán Àlex Rigola, responsable de esta puesta en escena, parece haber dejado a un lado las controversias y contradicciones que plantea este personaje principal, para contar la historia que recoge la obra a base de unas cuantas pinceladas que se quedan con lo que él y su equipo de actores han considerado las esencias. Cinco actores, que se llaman los unos a los otros por sus nombres, que se hablan con un tono moderado de voz, cercano al susurro, que actúan con la misma ropa con la que llegan al teatro, que despliegan un gran repertorio de risas falsas y posturas físicas de hastío agitado por dentro, para hacernos entender que les están pasando cosas, que ahí se está jugando una partida a vida o muerte. 

Claro, todo esto sucede dentro de una caja de madera (que Rigola ha usado ya en otros montajes, como 'Vania' o 'Who is me') en la que actores y público comparten un espacio cerrado de 9 x 7 metros, lo cual podría haber sido genial para acrecentar la sensación de ahogo que la propia Hedda Gabler comunica en la obra, ese aburrimiento insoportable en una vida ya planificada que parece no ofrecer más salida que el suicidio, porque hasta los amores son ya un tedioso fastidio que nunca sale bien, por exceso o por defecto.

Los actores se ocupan desde el principio de establecer un vínculo

Pero no, no hay agobio como público más allá de estar apretado y no tener respaldo. Hay un cierto magnetismo porque los actores se ocupan desde el principio de establecer un vínculo, pero esto podría llamarse 'Hedda Gabler' o de cualquier otra forma, porque si simplificas tanto la narración de un relato, pasa a ser una especie de cuento popular para vivir una experiencia de una hora dentro de una caja de madera y ya.

Dramaturgia y dirección: Àlex Rigola a partir del texto de Henrik Ibsen. Intérpretes: Nausicaa Bonnín, Miranda Gas, Pol López, Joan Solé y Marc Rodríguez.

Escrito por
Carlo Ferri

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