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La casa de Bernarda Alba

  • Teatro
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La casa de Bernarda Alba
Bárbara Sánchez PalomeroLa casa de Bernarda Alba
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

La ganadora del Goya Ane Gabarain protagoniza junto a Ana Wagener y Patricia López Arnaiz una muy respetuosa aproximación al clásico de Lorca

Montar 'La casa de Bernarda Alba' debe ser un deseo vertiginoso para cualquier director de teatro. Es una de esas obras que te ponen totalmente en el centro de la diana, para bien y para mal. Un poco te la juegas. Porque cuando una obra ha pasado al dominio universal de la cultura, es porque su autor y la obra ya se han ganado su lugar en el olimpo y todo el foco se dirige hacia el director. Porque del director depende que la decisión de volver a poner en escena un clásico tenga un sentido contemporáneo, no arqueológico. El montaje dirigido por Alfredo Sanzol tiene un halo contemporáneo en la concepción plástica, pero tira más hacia lo arqueológico en la cuestión interpretativa. Sin ser injustos, porque puede que la obra haya llegado un poco verde de ensayos al estreno, el potencial actoral que presenta el elenco no se refleja del todo en escena. 

Ana Wagener es un ciclón al que parece que desde dirección se le han parado los pies

Coincidía ese estreno con la inminente entrega de los Premios Goya, donde dos de las actrices protagonistas estaban nominadas, ambas por su participación en la película '20.000 especies de abejas'. Ane Gabarain se llevó el cabezón, pero Patricia López Arnaiz no. Aunque cualquiera que haya visto la cinta de Estíbaliz Urresola y otros trabajos de estas actrices saben de lo que son capaces. Lo mismo sucede con Ana Wagener, un ciclón al que parece que desde dirección se le han parado los pies, como buscando una Bernarda más hacia dentro, menos expansiva, cuando esa Bernarda atávica es una dictadora cuya fuerza oscura debería impregnarlo todo, cuando está en escena y cuando no. No termina de suceder, ni termina de levantarse esa ruda tensión entre ella y la Poncia (Gabarain), ni termina Angustias (López Arnáiz) de reflejar la tremenda herida que arrastra en ese triángulo con Adela y Martirio. Con todo, es posible que todo esto pueda llegar a suceder función tras función. 

Menos oficio hay en el resto del elenco (salvando la criada de Inma Nieto y la abuela loca que Ester Belver disparata más si cabe), lo que se traduce en interpretaciones un poco más planas que destacan en algunos casos por la personalidad propia de la intérprete, como en el caso de la Magdalena de Belén Landaluce, pero que en Adela y Martirio, por ejemplo, lucen toscas y desparramadas, hasta el punto de que a veces se pierde el texto, no se entiende, cuando un texto de Lorca, si se ha decidido respetar absolutamente, tiene que llegar claro y diáfano.

Solo falta que empasten un poco más los elementos para disfrutar una obra que siempre es un placer revisitar

En cualquier caso, el dibujo de todas esas mujeres de negro en esa casa ideada por la escenógrafa Blanca Añón es sugerente visualmente, y solo falta que empasten un poco más los elementos para disfrutar una obra que siempre es un placer revisitar para hablar de la opresión, la que sufren las mujeres sobre todo, que aunque más disimulada, sigue vigente en muchos ámbitos. ¿Quién es hoy Bernarda? ¿Dónde está?

Autor: Federico García Lorca. Dirección: Alfredo Sanzol. Intérpretes: Ana Wagener, Patricia López Arnaíz, Ane Gabarain, Ester Bellver, entre otras.

Escrito por
Carlo Ferri

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