Teatros del Canal

IA, algoritmos, supercomputadoras, malware… Varios espacios de Teatros del Canal albergan la exposición de arte digital 'The New Freak Show', que propone adentrarse en la aceleración del progreso tecnológico para provocar la reflexión del público a través del humor y la comedia. 

La artista italiana Alice rinde tributo al inolvidable Franco Battiato, con quien compartió diversos momentos musicales a lo largo de los años y junto al que participó en la edición de 1994 de Eurovisión. 

La Comunidad de Madrid organiza un festival dedicado a la guitarra flamenca. Un evento de primera categoría que albergará conciertos de artistas de primer nivel, pero también actividades paralelas como mesas redondas y conferencias. El programa completo se puede consultar aquí. 

La Sala Roja de Teatros del Canal alberga un concierto de la Bayerische Kammerphilharmonie. Fundada en Augsburgo en 1990, la filarmónica alemana deleitará a sus asistentes con composiciones de los músicos rusos Dmitri Sostakovitch y Mieczysław Weinberg, bajo la dirección de Gabriel Adorján.

La era del contenido podría ser una traducción posible del título de esta pieza, que alude a este tiempo donde lo virtual ha copado nuestras relaciones y nuestra forma de estar en el mundo y donde ya no se crean cosas sino que se generan contenidos por doquier, una democratización que esconde un reverso perverso en el que surge la pregunta que sirve de acicate para levantar este espectáculo: ¿los avatares son solo un reflejo de nuestros cuerpos o son esas identidades virtuales las que nos impulsan hasta hacernos otros? 'Age of content' cuestiona esa relación física y emocional con la realidades simultáneas y con lo que implican en cuanto a los conceptos de tiempo, espacio, simulación o verdad. "La coreografía–dicen sus responsables, Marine Brutti, Jonathan Debrouwer y Arthur Harel, componentes del colectivo (La) Horde–nos lleva a un paseo a través de un fresco de paradigmas, atravesados y perforados por cuerpos que, enfrentándose entre sí, inician un violento ataque de lucha y amenaza, de deseo y amor".

La crisis climática sin precedentes que sufre nuestro planeta debe ser puesta en primer plano a través de todos los medios posibles, también la danza. Y este espectáculo es precisamente una meditación conmovedora que explora la explotación, la destrucción y la apatía que nos ha llevado a esta situación medioambiental, pero también deja lugar a la esperanza. Inspirándose en la película de fantasía de Jim Henson 'The dark crystal', presenta una coreografía de alta tensión en diálogo con la palabra hablada, evocando el poder inseparable de la relación entre cultura humana y naturaleza. Al frente del proyecto se pone el director y coreógrafo británico Wayne McGregor, acostumbrado a sobrepasar los límites mentales, físicos y emocionales en sus creaciones. Los entornos digitales inmersivos y el vestuario de última generación crean una combinación sorprendente de fantasía y documental, donde los bailarines ponen cuerpo a un mito ecológico moderno que nos pregunta cómo podemos unirnos para volver a estar completos.

Aunque solo van a estar un día, el nombre de Anne Teresa de Keersmaeker es un reclamo inevitable para cualquier buen aficionado a la danza. La creadora belga es un puntal del presente de esta disciplina y con su compañía Rosas presenta con esta pieza una vuelta a sus elementos habituales: las raíces de la danza y la música pop occidental. "Mi caminar es mi bailar", es uno de sus lemas. Caminar como una forma de movimiento, una danza personal, tan familiar que casi nunca nos paramos a pensar en ella. En ese caminar intercala los ritmos del blues, ese tempo misterioso entre la tristeza y la alegría. Precisamente el punto de partida de esta pieza está en una canción del legendario músico de blues Robert Johnson, Walking blues, aunque el viaje musical regresivo llega hasta Der Wanderer de Schubert. La danza se completa, además, con otros ingredientes que representan el cantante Meskerem Mees, el músico Jean-Marie Aerts, que creó la mítica formación de rock belga de los 80 TC Matic, y el bailarín y guitarrista Carlos Garbin.

La nueva pieza de esta singular bailaora jerezana lleva como subtítulo, entre paréntesis: estampas y bailes a partir de los experimentos radiofónicos de Juan de Loxa. Este hombre, del que Leonor Leal dice que le rompió la cabeza, fue "poeta, intelectual, flamenco, orador, impulsor, generador de ideas y movilizador de fantasías", en palabras literales de la propia artista, cautivada por el humor, la elocuencia y la versatilidad de un amigo tardío y fugaz que le dejó las neuronas danzando para siempre. Juan de Loxa murió en 2017, pero esta pieza permite a Leal seguir conversando con él y profundizando en lo que él llamaba "jondismo", conocerlo a fondo, no solo para recordarlo sino para seguir creando cosas nuevas a partir de su magisterio y su existencia siempre sorprendente. "Y rozar, quizás, el techo de una carpa de circo o el raigón de su Andalucía cruda y peluda", dice la bailaora. Vanguardia pura de la que avanza lejos de los focos, en el día a día de los cuerpos, cantando y bailando.

Estreno absoluto del bailaor y coreógrafo granadino Manuel Liñán, Premio Nacional de Danza en 2017, que despliega como un archivo de los amores que alteraron su cuerpo impulsando su baile hacia nuevas direcciones. Porque, reconoce Liñán, "todas esas historias reales y platónicas que he necesitado inventarme unas veces, exagerar otras, para conectar con lo sagrado, han sido un instrumento fundamental en mi baile". Permanentemente en diálogo con su sociedad y su tiempo, el flamenco de Liñán ha abierto puertas y ventanas para dejar entrar nuevos aires en un arte ancestral. En este nuevo espectáculo mira a Dios como manifestación de su necesidad constante por buscar el sustento y el impulso para dar con lo inexplicable. Él dice que ha muerto doce veces por amor. "Todas esas historias carnales, fraternales, tóxicas, platónicas… con carácter de copla, me han llevado a experimentar ese milagro indescriptible del éxtasis de la danza que solo a veces sucede". Y volverá a suceder, en el nombre del padre, de Liñán y de todos los hombres que amó.

La coreógrafa, bailarina, dramaturga y directora argentina Marina Otero irrumpió hace dos años en la escena española como un ciclón y aquí se ha quedado, para regocijo de los que gustan de propuestas fuertes y directas. Ya presentó 'Fuck me' y 'Love me' y ahora completa el tríptico con 'Kill me', y las tres piezas forma parte a su vez del proyecto de vida 'Recordar para vivir', en el que, como dice la propia Otero, "me propongo presentar diferentes versiones de obras hasta el día de mi muerte". En 2022, tras venirse a vivir a España para tenerla de base de operaciones ante sus múltiples giras por Europa, empieza a viajar y la intensidad más ese tiempo en los no lugares de los aeropuertos, los hoteles, las lenguas ajenas, hacen emerger un viejo problema emocional que parece ser que estuvo ahí desde siempre, esperando salir a la superficie. "La obra es un diario de este último tiempo en el que la enfermedad psíquica trastoca mi vida", dice la creadora. Dramaturgia y dirección: Marina Otero. Intérpretes: Ana Cotoré, Josefina Gorostiza, Myriam Henne-Adda, Natalia López y Tomás Pozzi.