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La estética cuidadísima, desde el mobiliario (minimalista y con materiales naturales como la madera) a los colores (blanco y verde salvia) juega a favor de esta marca especializada en CBD. Con un diseño más propio de una boutique de alta joyería que un comercio de cannabis terapéutico. Y quien dice uno dice más de diez, porque ya cuenta con más de una decena de tiendas en los principales barrios de Madrid (desde Malasaña a Chamberí, pasando por Chueca, Chamartín) y otros municipios (Alcorcón, Alcobendas, Alcalá de Henares...). En sus estanterías, todo tipo de productos derivados del cáñamo y aptos para un consumo legal. A saber: flores (los típicos cogollos, pero sin apenas THC), cosmética (desde hidratante facila a serum, contorno de ojos, antiarrugas...), vaporizadores para cigarrillos electrónicos y aceite, la estrella de este tipo de comercios. Entre otras cosas, porque se trata del producto de uso tópico (en teoría su consumo sublingual no es legal en España, todavía) más fácil de usar por cualquier persona (las flores son más propias de fumadores).