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Salto del Nervión, Álava
©ShutterstockSalto del Nervión, Álava

8 rincones insólitos de España para un verano de desconexión

Hace tiempo que no es cuestión de playa o montaña sino de encontrar lugares en los que sentirse vivo, pletórico y descansado. Aquí tienes algunas ideas

Escrito por
Óscar Checa
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El móvil nos acompaña a todos lados aunque solo sea para hacer fotos, pero la verdad es que no te va a hacer falta ni eso. Si de verdad quieres olvidarte de todo por unos días, apágalo, abre bien los ojos y pon alerta el resto de sentidos. Este viaje lo recordarás aunque no grabes vídeos ni subas nada a Instagram.

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Barranco de Masca, Tenerife
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1. Barranco de Masca, Tenerife

El camino a Masca ya te irá dando pistas de que llegas a un lugar bastante recóndito. Las curvas, la lejanía y el hecho de no poder estacionar el coche todo el tiempo que uno quiera (porque, sencillamente, no hay sitio) quitan a muchos la idea de venir hasta este pequeño pueblo del noroeste de Tenerife, enclavado en la maravilla geológica que es el Parque Rural de Teno. Las casas de arquitectura tradicional se distribuyen en equilibrio por las pequeñas crestas rocosas de la parte alta del Barranco de Masca, un gigantesco zarpazo en la roca, de casi cinco kilómetros de longitud y 400 metros de profundidad que desemboca en una playa de piedras y cantos rodados. Al recorrerlo nos llevamos una apabullante lección de geología y botánica, además de poner a prueba nuestra capacidad de asombro ¡y de resistencia física! Id con cuidado. 

Arenalet des Verger, Mallorca
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2. Arenalet des Verger, Mallorca

¿Playas vírgenes y salvajes en Mallorca, dices? Pues sí: haberlas, haylas. Por supuesto que no están a la vuelta de cualquier recodo, pero si las buscas las encontrarás. Una de las más espectaculares está en el Parque Natural de la Península de Llevant, en el noroeste de la isla de Mallorca. Desde hace tiempo, este espacio está protegido, incluso en lo que toca a la costa y el mar, gracias al acuerdo entre los pescadores de la zona. Es una zona bastante abrupta pero tiene también pequeñas calas de arena blanca y dorada como el Arenalet des Verger, también conocido como Arenalet d’Aubarca, por el pequeño caserío (ahora abandonado) que se instaló aquí cerca. Lo más probable es que tengamos la playa para nosotros solos pero, eso sí, los cinco kilómetros que la separan de la entrada del parque hay que hacerlos a pie, por un sendero silvestre. Os toca decidir.

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Desierto de Gorafe, Granada
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3. Desierto de Gorafe, Granada

Borra de tu mente la paleta de colores de la gama de los verdes y prepárate a descubrir un universo de ocres, amarillos y rojos. Así es el Desierto de Gorafe, aunque, es verdad que en algunas zonas crecen las plantas típicas de las estepas del entorno mediterráneo. El caso es que estarás en un desierto (aunque si atendemos a la definición estricta, determinada por la cantidad de lluvia que recibe un lugar, no sería propiamente uno) de lo más llamativo. Toda esta zona pertenece a la depresión Guadix-Baza, una antigua cuenca sedimentaria interior cuyo rastro de agua desapareció hace tiempo. Ahora quedan las llamadas 'bad lands' (barrancos, cañones, chimeneas de hadas...) y un área de impresionantes cañones arcillosos de color rojo. Perfecto para perderse y alejarse de todo, tenlo por seguro

Embalse de la Serena, Badajoz
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4. Embalse de la Serena, Badajoz

La Siberia es el llamativo nombre de una comarca situada al noroeste de la provincia de Badajoz que, por su ancestral aislamiento y difícil acceso, ha permanecido mucho tiempo lejos de los destinos viajeros recurrentes. Aún hoy sigue siendo un lugar poco concurrido por lo que es perfecto para quien busca desconectar. El paisaje y la naturaleza son los puntos fuertes de este territorio en el que sorprenden encontrar enormes pantanos y embalses como el de La Serena, el de mayor capacidad de todo el país. Las mejores vistas las tendrás desde el castillo de Puebla de Alcocer. En determinadas épocas, cuando todo está verde, uno se creería en Escocia o en latitudes más septentrionales que las que marcan nuestros GPS. Para seguir alucinando continúa hasta el Cerro Masatrigo, un enorme cono de tierra en mitad del agua, del que difícilmente podrás quitar la mirada.

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Motilla del Azuer, Ciudad Real
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5. Motilla del Azuer, Ciudad Real

Bienvenidos al pozo más antiguo de la península Ibérica. Eso es lo que vais a encontrar en la Motilla del Azuer, además, claro, del excepcional conjunto arqueológico perteneciente a la cultura de las motillas, un grupo humano de la Edad del Bronce, que prosperó hace 4.000 años en la zona de La Mancha. Motilla es el nombre que se le da a esos antiguos asentamientos y a las fortalezas circulares, con murallas concéntricas y edificios en su interior que construyeron. La Motilla del Azuer, la única excavada y visitable, está en Daimiel, en Ciudad Real. Para visitarla hay que realizar una reserva previa en la que se incluye también un pequeño recorrido por el Museo de Daimiel, perfecta como introducción a lo que después nos encontraremos en el yacimiento. Os acompañará siempre un guía que os ayudará a interpretar los restos y comprender estas construcciones que más parecen salidas de cualquier libro o película de ficción que otra cosa.

Bandujo, Asturias
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6. Bandujo, Asturias

La carretera de montaña termina a la entrada de este pueblo medieval perdido en la montaña asturiana. Banduxu (Bandujo), con su puñado de casas de piedra, hórreos, torres e iglesia recortándose frente a enormes picos rocosos, no es lugar de paso: aquí hay que venir adrede. Pero, por supuesto, vale la pena. Sobre todo si queremos olvidarnos de prisas y preocupaciones inanes. Al haber permanecido bastante aislado hasta hace poco (aldea dormida, la llaman)  ha conservado intacta su arquitectura e imagen medieval, así como algunas curiosas tradiciones. Eso, unido al entorno, no solo nos transporta en el espacio sino, casi, casi, también en el tiempo. Así que aquí hay que venir con esa idea y conectar con la singularidad de la antigua Vandugio y sus siete barrios, repartidos por la cresta rocosa y asentados donde buenamente pueden.

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Salto del Nervión, Álava
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7. Salto del Nervión, Álava

Con sus 222 metros, el Salto del Nervión es la cascada más alta de la península Ibérica. Está en Amurrio, en Álava, justo en la frontera con la provincia de Burgos, o sea que puedes ir por un lado o por otro. De hecho, desde la parte burgalesa tendrás la vista frontal, mientras que si llegas por la alavesa estarás en el mismo lugar donde nace el río. El caso es que te encontrarás con un monumental cañón rocoso que se puede contemplar desde los miradores instalados en la parte alta, a uno y otro lado, como desde abajo, recorriendo el desfiladero de Delika y adentrándote en el territorio del Monumento Natural del Monte Santiago. Aquí, además, se pueden realizar diferentes recorridos senderistas, bastante sencillos pero impresionantes, en el que el agua y la roca siguen siendo las protagonistas, como el que lleva a la Fuente de Santiago, una surgencia que brota, como por arte de magia, de una pequeña cueva.

Cadí-Moixeró, Lleida-Barcelona-Girona
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8. Cadí-Moixeró, Lleida-Barcelona-Girona

El Cadí y el Moixeró son dos grandes sierras prepirenaicas que forman una impresionante barrera montañosa de unos 30 kilómetros de largo. Este entorno está protegido como Parque Natural y su espacio se extiende por las provincias de Lleida, Barcelona y Girona. Uno de los puntos fuertes de este enclave es la vegetación y la flora, con más de 1.400 especies, algunas de ellas endémicas. En un lugar así uno no sabe por dónde empezar y la verdad es que hay muchísimas rutas señalizadas que podemos recorrer a pie, a caballo o en bici, de forma libre o con actividades guiadas. Uno de esos itinerarios es una ruta circular que recorre los ocho refugios de montaña del parque. La han llamado ‘caballos del viento’, imitando la denominación que en el Himalaya dan a las banderolas de colores con plegarias escritas en ellas y que dejan en collados, oteros y promontorios. Para realizarla hay que estar en buena forma física, eso sí, pues es extensa y tiene bastante desnivel. Pero bueno, no hace falta subir hasta las cumbres para disfrutar al máximo de este lugar.

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