Paul McCarthy. WS/CSSC, Drawings and Paintings

Paul McCarthy me recuerda al abuelo de Heidi. Sus maneras suaves desconciertan, especialmente cuando recordamos que su última obra, un inmenso tapón anal inflable, fue retirado de la place Vendôme de París en 2014 debido a las protestas de sus distinguidos vecinos.
Lo que encontraremos en el interior de la Fundación Gaspar tampoco desmerece la carrera de un creador polémico, gran amante de las sustancias viscosas como los mocos, la mierda, el ketchup y la carne picada. Básicamente dos series, materializadas en 31 dibujos y trece pinturas de dimensiones descomunales. Gente que defeca, felaciones, sodomía, humillación, degüellos y collages de revistas, catálogos de subastas, imágenes de sexo explícito extraídas de internet e, incluso, una mesita de café.
Se nota que McCarthy es estadounidense. Y la temática de sus obras está repleta de referencias al mundo de Disney, los clásicos del cine y en las populares 'soap-box opera'. En los inicios de su prolífica carrera, McCarthy se dedicó a la pintura y al accionismo. Luego se pasó a la escultura. Nunca abandonó, sin embargo, el dibujo. Tal vez lo mejor de esta muestra.
Actualmente está rodando una especie de western basado en 'La diligencia', de John Ford. En la entrada de la exposición podemos ver una pila de bocetos y fotografías extraídos de los archivos de su iPhone. También encontramos dibujos, desplegados en el modo de 'storyboard'. La segunda serie de la muestra está basada en el personaje de Blancanieves. En una pieza, se monta un trío con Mickey Mouse bajo la mirada fotográfico del tío Walt. Va fuerte.