Poesia Brossa

A estas alturas no hace falta que os diga quién era Joan Brossa. Hubo un tiempo en que si se erigía un monumento público debía ser de Brossa. Y en todas las casas progresistas, cultas y bienpensantes había un poema visual de Brossa junto al 'pochoir' de Miró del 'De Aquí y de Allá'... Además, todo este proselitismo brossiano sacaba de quicio a Tàpies, en otro tiempo íntimo y colaborador. Vicenç Altaió, actual presidente de la Fundación Joan Brossa, aunque recuerda Antoni Tàpies cogiéndolo por las solapas de la americana y gritándole: "Y tú con quién estás, con Brossa o conmigo?".
Sí. Brossa hizo cabrear a mucha gente. Y eso es una virtud. Lo que no es una virtud es que la muestra 'Poesía Brossa', con 800 objetos, aproximadamente 1.500 documentos y escasas explicaciones textuales, pueda llegar a sacar de sus casillas al visitante. Si la hubieran titulado 'Todo Brossa'... o mejor no, que el depósito de este poeta en el MACBA consta de 60.000 ítems. No demos ideas.
En la exposición, se encuentra el primer Brossa, el que admira los ultraístas y la generación del 27, que se relaciona con Miró y Foix, que forma parte del grupo Dau al Set con Tàpies, Tharrats, Cuixart y el filósofo Arnau Puig. También encontrará el poeta de cámara minimalista que experimenta con la poesía visual en cuadernos a base de collages. Y el ingenioso fabricante de objetos poéticos que acabarán multiplicados en ediciones limitadas. Y instalaciones. E incluso performances -los fines de semana-. Y filmes de Portabella donde sale Tàpies -que aún no se había enfadado- jugando al póquer con Antonio Saura, y señoritas haciendo striptease. Y guiños al mundo de la magia. Y tres poetas visuales extranjeros que no se sabe exactamente muy bien qué hacen, allí... Y, por supuesto, el visitante acaba un poco harto, muy contento de la exposición, pero con ganas de no oír hablar de Joan Brossa en una temporada.